Un piso que inspira... Imagino la sensación de percibir el aromado aire a océano penetrando a través de la ventana de la habitación; imagino el eco, cercano, de la sirena de algún barco que ansía al amanecer alcanzar el puerto de Vigo. Cien metros cuadrados de un espacio que equilibra sus posibilidades entre el Monte do Castro y un Atlántico convertido ya en Ría. La luz natural se siente libre en cada rincón, nada la atenaza, su fuerza lo inunda, lo viste totalmente aportándole un halo de positividad. Un futuro hogar, cálidamente urbano, donde percibir el verde de los árboles y el azul del mar.