Os presentamos esta inmensa y antigua hacienda feudal latifundista que conserva sus construcciones originales, la casa señorial, el núcleo de viviendas aledañas, su almazara y su colosal bodega. Todo ello se emplaza en una colosal parcela de más de 25 hectáreas, en las inmediaciones de una de las zonas de mayor auge en turismo rural, la maravillosa localidad de Moratalla, un lugar con mucho encanto y con un microclima único en La Región de Murcia. Esta inusual extensión de terreno acoge una vasta arboleda de especies míticas como olivos centenarios, almendros, granados e higueras y una amplia variedad de plantas aromáticas, es el mejor ornamento que puede tener esta extraordinaria propiedad, junto con sus espléndidas vistas al entorno natural y al idílico relieve de su pintoresco pueblo. La mansión principal de 540 m2 se dispone en tres plantas y está diseñada al estilo feudal de la época, con una gran zona social para las visitas y una zona de servicio bien diferenciadas, lozanías de suelo hidráulico y barro cocido, ventanales, puertas y portones en madera de estilo castellano y forja decorativa dotan de un carácter imponente a esta joya arquitectónica de finales del SXIX. La planta baja alberga un hall formal que distribuye dos grandes estancias, habilitadas como despacho con grandes ventanales de forja y madera en estilo castellano. Seguidamente encontramos un distribuidor y la escalera palaciega en espiral, en esta ala se localizan dos espaciosos dormitorios y la zona de servicio, compuesta de una enorme cocina con acceso desde el exterior y una formidable despensa. La primera planta está conformada por cinco regios dormitorios y un gran baño. En las última de sus alturas se esconde un espacio abuhardillado de techos con colañas que atesora la reja original con el año de construcción de este palacete, 1885. Anexionada al edificio central se ubica su gran bodega, de 750 m2 con grandes tinajas de barro antiguas dispuestas en hilera, vinoteca y ventanales para distribuir toda la luz natural que entra. Además, cuenta con una segunda planta, totalmente diáfana que se solía utilizar como zona de almacenaje. Otras construcciones que se emplazan en esta inmensa parcela son una monumental almazara de antaño, de 1.000 m2, dispuesta en dos alturas y diferentes casas para dar cobijo a los siervos que trabajaban estas tierras. Después de poner en contexto histórico esta residencia palaciega, volvemos a la actualidad para resaltar sus excepcionales dimensiones y especiales características, esta extraordinaria propiedad ofrece un sinfín de oportunidades más que rentables para inversores visionarios. Podría formar parte de un complejo hotelero del tipo boutique, con un ambiente único e íntimo, que refleje la personalidad e idiosincrasia de este encantador lugar. Sus diferentes construcciones, serían idóneas para dotar de servicios y zonas recreativas al complejo, como un gran restaurante, vestuarios, piscina exterior e interior, parque infantil, spa, sauna... Si quieres realizar el sueño de toda una vida, ven a visitarla, te va a hechizar.