Ubicada en pleno corazón del pueblo de Bunyola, esta casa de pueblo es una joya con historia. Construida en 1900, conserva su estilo tradicional mallorquín y fue reformada hace unos 25 años, manteniendo el encanto de los detalles rústicos con las comodidades actuales.
La vivienda cuenta con 210 m² distribuidos en tres plantas de 70 m² cada una. En la planta baja, al entrar, se accede a un acogedor salón que nos da la bienvenida. Además, hay un espacio que, en su día, fue utilizado como garaje, ofreciendo una interesante posibilidad de reconvertirlo si se desea. Desde aquí, se pasa a un salón intermedio que comunica a la luminosa cocina-comedor, totalmente equipada y amueblada. En esta misma planta, hay un baño con ducha y una habitación que puede ser destinada a dormitorio o a un espacio multifuncional, además de un fantástico patio con zonas ajardinadas.
En la primera planta, se encuentran cuatro habitaciones: dos de ellas dobles y dos sencillas. Desde una de estas estancias se accede a una bonita terraza con vistas a la emblemática Iglesia del pueblo, un lugar ideal para relajarse disfrutando del entorno.
La segunda planta está destinada actualmente a desván o espacio de almacenamiento, con un amplio altillo que ofrece múltiples posibilidades para adaptarlo según las necesidades.
Los detalles tradicionales como el suelo de baldosas cerámicas y los techos con vigas de madera a la vista le aportan un carácter único y acogedor. La casa está conectada a la red de agua pública del pueblo, pero también cuenta con una cisterna para la recogida de agua de lluvia, lo que añade un toque práctico y sostenible. La carpintería es de madera y cristal, manteniendo la estética tradicional que se respira en toda la casa.
Bunyola, a solo 20 minutos de Palma, es un pueblo con mucho encanto y muy solicitado, perfecto para aquellos que buscan la tranquilidad de la vida en la sierra sin renunciar a la cercanía de la capital.
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