EN VENTA LA CASA QUE DIBUJÁBAMOS CUANDO ÉRAMOS NIÑOS. Atrás quedan esos años de infancia, de pureza emocional, de simplificar lo que queríamos y lo que no y con que poco éramos felices. Sonreíamos y disfrutábamos jugando al balón, saltando a la cuerda, haciendo cabañas fantásticas entre árboles y matorrales y cuando nos pedían que dibujásemos una casa, dibujábamos una casa de dos plantas, con una puerta muy grande, muy grande, con ventanas a todos los lados, con un tejado de dos aguas y una salida de humos de la chimenea en la parte superior de ella. A la casa se accedía mediante una caminito que sólo llegaba a esa casa , únicamente a ella. En medio del camino un puentecito para salvar aquel arroyo que pintábamos con un color azul intenso. Detrás de ella dibujábamos el perfil de unas montañas que protegían de los fuertes vientos a nuestra casa. Al lado de ella no podía faltar una hilera de árboles frutales, a mi me encantaba pintar con un rojo pasión las manzanas en uno de ellos que daban fruta todo el año. El suelo lo coloreábamos entre verde y marrón, siempre habían rosas y margaritas y una mesa que no podía faltar para que nos sirviesen la merienda, la mejor comida de todo el día!. No hay mejor bocado que la merienda cuando eres niño, ese momento de reposo en mitad del juego, ese vaso de agua fresquito recién salido del pozo que también solíamos dibujar. Esa es la casa que dibujábamos cuando éramos niños, pues la he encontrado. Una casa al final de un camino, justamente cruzando un arroyo, en el corazón de la región del Priorat, cuna de los mejores vinos cualificados de nuestra tierra, en su población más emblemática, Porrera. La Masía con fachada de piedra se halla en medio de casi dos hectáreas de terreno privado sin necesidad de vallas ni muros, la misma geografía del terreno la protege libre y fértil. No me permitan que por más tiempo les continúe explicando como es, habrán soñado con ella infinidad de veces, la habrán pintado en múltiples ocasiones, la casa con terreno que les he fotografiado para ustedes, para que sepan que existe, que la he encontrado. Existe esa casa que será su nuevo refugio, su nueva ilusión y si lo desean su nuevo hogar. No voy a ser yo quien les diga lo que harán o dejarán de hacer en ella, ustedes lo saben perfectamente y des de hace tiempo. Lo único que haré es acompañarles y mostrarles el camino hacia ella. Por último, una reflexión muy personal, creo que sólo hay dos tipos de personas que siempre dicen la verdad, los borrachos y los niños. Les acabo de presentar en exclusiva la venta de la casa que pintábamos cuando éramos niños. Concierten una visita, les atenderé con mucho gusto. Su inmobiliaria con mas de 25 años de experiencia.