Esta majestuosa casona, ubicada en el corazón de Trucios, frente al Ayuntamiento, representa una joya inmobiliaria en un entorno de ensueño. Rodeada de montañas y valles idílicos, Trucíos-Trutzioz es un encantador pueblito de Vizcaya, en las Encartaciones norteñas, cercano a la frontera con Cantabria. Su privilegiada ubicación, a solo 42 km de Bilbao y a 15 minutos de la playa Orinón en Castro Urdiales, combina la tranquilidad del campo con la accesibilidad a zonas urbanas y costeras. La propiedad, con 280 m2 aproximados por planta, se extiende a lo largo de 4 plantas y un jardín de unos 200 m2. Su diseño único permite una segregación legal en dos unidades habitacionales, cada una con su propio encanto y características, compartiendo bodega, ático y jardín. La planta baja alberga una bodega con acceso directo al jardín, mientras que las primeras dos plantas ofrecen, cada una, 7 habitaciones, dos salones y un baño. Estas habitaciones, todas exteriores, garantizan luminosidad y vistas excepcionales. La planta superior cuenta con un ático que invita a ser rehabilitado según el gusto del nuevo propietario. Los suelos de castaño en las plantas residenciales destacan por su calidad y excelente estado de conservación. Los dobles salones, orientados al sur y al norte, ofrecen ambientes ideales tanto para el invierno como para el verano, unidos por un largo pasillo distribuidor. La decoración de la casa, con muebles robustos de época, refleja el carácter histórico y la esencia de la propiedad. Además, la fachada principal de la casa, orientada al sur, se abre al jardín y se adorna con una triple balconada de madera en un estilo regionalista cántabro, que abarca ambas plantas y el ático. Esta casona es una opción ideal para una gran familia, dos familias, o incluso como una encantadora casa de agroturismo, ofreciendo la flexibilidad de adquirirla como una unidad completa o segregada ( la casa se puede vender segregada que hay dos viviendas independientes ya con diferentes escrituras) . Es una residencia que no solo representa una vivienda, sino una parte de la historia y la vida cultural de Vizcaya, esperando ser revitalizada y llenada de vida una vez más.