Abro la puerta; a mi espalda el ambiente sosegado, tranquilo de una comunidad con diversas intimidades que convergen respetuosamente habitando un espacio común. Avanzo hacia la entrada de lo que un día se convertirá en el acogedor hogar de alguien que todavía no conozco. Siempre me emociona, me motiva profundamente abrir puertas porque cuando dejan de estar cerradas son puentes que comunican mundos... Tras ellas, agazapada, la posibilidad de descubrir micro universos sorprendentes, o lo que es más fascinante, de crearlos. Las paredes que lo limitan, se elevan ante mi pero no me impiden imaginar estancias abiertas, libres, repletas de funcionalidad que faciliten y transformen con armonía el trazado de cada estancia, de cada ángulo dibujado. Solo está en un estado de inerte latencia esperando que alguien convierta en una realidad lo que solo existe en lo imaginario...Quizá tú.