Una vivienda "okupada" representa una oportunidad de inversión única, pero también un desafío notable. Este tipo de inmueble ha sido ocupado sin el consentimiento del propietario, ya sea por personas en situación de vulnerabilidad o por grupos organizados que buscan espacios abandonados. Las viviendas okupadas, frecuentemente, se encuentran en ubicaciones urbanas estratégicas, donde los precios inmobiliarios pueden ser altos. Por lo general, se trata de propiedades que, al estar inactivas o descuidadas, han atraído a colectivos que buscan soluciones habitacionales alternativas, dándoles uso temporal o prolongado sin pagar renta. En muchos casos, estas viviendas pueden estar deterioradas por la falta de mantenimiento, pero también hay excepciones, y algunas conservan sus condiciones básicas de habitación. Para los inversores, adquirir una vivienda aceptada conlleva ciertos riesgos y costos adicionales, pero puede traducirse en una buena oportunidad financiera. El precio de estas propiedades suele ser considerablemente más bajo en el mercado debido a la situación irregular, permitiendo un margen de ganancia interesante en caso de regularización. Sin embargo, la inversión debe contemplar los costos legales asociados a la recuperación del inmueble, así como posibles gastos de remodelación y reparación, dado que algunas viviendas okupadas pueden haber sido objeto de modificaciones no autorizadas o estar en condiciones desfavorables. El proceso de desocupación puede requerir tiempo y recursos,