En el idílico paisaje de Soller se encuentra esta encantadora y antigua casa de campo mallorquina. Sus robustos muros antiguos, muebles tradicionales y dos accesos a la calle, uno de ellos a través de un vado, otorgan a esta propiedad un encanto rústico.
La superficie habitable de 185 m2 se extiende sobre tres plantas e incluye cinco dormitorios y un baño. La parcela de 600 m2 también ofrece suficiente espacio para una hermosa terraza con vistas panorámicas y un jardín. Las vigas de madera al descubierto le dan a la casa un toque auténtico. Además de las salas de estar, también hay una bodega, estacionamiento, un trastero e incluso una cámara de vigilancia disponible.
El jardín alberga una variedad de árboles frutales, incluidos los típicos naranjos de la región.
Gracias a su orientación sur y oeste, la casa está inundada de luz natural y sol. Esta propiedad tiene un considerable potencial de renovación y personalización, lo que la convierte en su propia joya individual.
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