La luz inundándolo todo con plenitud, así podría describir la primera emoción que causa cruzar el umbral honesto, digno de esta propiedad que guarda una poderosa armonía interior. Más allá de sus ventanales abiertos a un no tan distante océano, las bateas, la vela de algún barco lejano y el reflejo permanente del arenal que perfila la costa al otro lado del mar, crean una perspectiva poderosa de la ría a su paso por Chapela. Un hogar cálido, totalmente reformado que se brinda como una oportunidad , como un nuevo comienzo, sin lujos pero mimado hasta el último detalle. Imagino al atardecerer su terraza, la brisa yodada acariciando mi pìel y sobre una humilde mesa de madera, unas copa de vino reposando mientras escuchan palabras sosegadas a su alrededor. A quién no le agradaría un lugar así?