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«Paphiopedilum» es el nombre botánico de la zapatilla de Venus, una de las plantas más fascinantes y raras del mundo de las orquídeas. La especie de flores moteadas es especialmente codiciada por coleccionistas y aficionados a la jardinería. Sin embargo, el cultivo de esta planta requiere cuidados específicos y un entorno adecuado para prosperar. Puede crecer en un piso, en el jardín o en un jardín interior de la casa.
A continuación, te ofrecemos una guía detallada sobre cómo cultivar la orquídea zapatilla de Venus y disfrutar de su elegante floración.
La Paphiopedilum, conocida como «zapatilla de Venus», toma su nombre de Pafos, ciudad vinculada al nacimiento de Venus, y Pedilon, que significa zapatilla. De ahí su nombre popular, sumado a su elegante flor en forma de zapatilla.
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Este género vegetal pertenece a la familia de las orquídeas (Orchidaceae) y es originario de Asia y el océano Pacífico. Existen diversas variedades, algunas de ellas muy raras y buscadas, pero antes de comprar una, o sembrarla, es importante conocer la siguiente información:
Esta especie de orquídea elegante y refinada es conocida por la forma característica de sus hojas. Pero para conseguir la máxima belleza, es importante prestar atención durante todas las fases de crecimiento del cultivo. A continuación le explicamos cómo cultivar la orquídea zapatilla de Venus paso a paso.
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El primer paso para cultivar con éxito esta orquídea es crear un entorno que imite lo más posible su hábitat natural. En macetas o en el jardín de casa, las orquídeas Paphiopedilum prefieren una luz moderada e indirecta. Una exposición excesiva a la luz solar directa puede quemar las hojas y perjudicar el crecimiento de la planta. Es aconsejable colocar la orquídea en un lugar luminoso pero sombreado, como cerca de una ventana orientada al este o al oeste, donde reciba luz filtrada, o a la sombra de plantas más altas y voluminosas del jardín.
La tierra de la maceta debe cambiarse cada año, utilizando un sustrato específico para orquídeas. Lo ideal es una mezcla de turba rubia y corteza, que garantiza un buen drenaje y evita el estancamiento del agua.
El tamaño de la maceta también desempeña un papel fundamental. Las raíces de estas orquídeas prefieren los espacios estrechos y no les gusta que las molesten. Es aconsejable utilizar una maceta transparente para controlar el estado de las raíces y asegurarse de que no hay estancamiento de agua, lo que podría provocar la pudrición de las raíces.
Recomendamos la técnica de riego por inmersión, que es práctica y fácil de manejar en casa, es decir, sumergir la maceta en agua a temperatura ambiente durante unos minutos y luego dejarla escurrir completamente.
En general, el riego debe ser regular pero no excesivo. En invierno, cuando la planta entra en fase de reposo, se puede reducir el riego.
El factor humedad es importante para el crecimiento sano de la planta. La humedad ambiental debe rondar el 50-70%, y puede asegurarse utilizando un humidificador o colocando la planta en una bandeja con guijarros y agua, sin que la maceta entre en contacto directo con el agua.
También se puede utilizar un abono específico para orquídeas en forma líquida, que se diluirá en el agua de riego. Los suplementos en botellas que contienen un abono NPK equilibrado liberan los nutrientes lentamente y duran unos 15 días. Los nutrientes deben administrarse con la siguiente frecuencia:
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Las hojas deben mantenerse limpias y sin polvo, acariciándolas suavemente con un paño húmedo para eliminar cualquier impureza y favorecer la fotosíntesis. He aquí un truco para controlar la salud de las hojas: pulveriza un humectante para orquídeas sobre las hojas y las raíces (no sobre las flores) para crear unas condiciones ambientales óptimas. Esta práctica regular evita la formación de manchas de cal, compensa la baja humedad y hace que las hojas brillen, lo que también mejora su aspecto.
La floración es un espectáculo fascinante, pero requiere un poco de cuidado y paciencia. Las plantas pueden tardar varios años en florecer, sobre todo si se cultivan a partir de semillas. Cuando la orquídea florece, sus flores, de formas distintivas y colores brillantes, pueden durar varias semanas. Es importante no mover la planta durante la floración y mantener constantes las condiciones ambientales para prolongar la duración de las flores.