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Entre los elementos de decoración que tendemos a subestimar están las cortinas, que realmente pueden marcar la diferencia, no sólo por su función de regular la luz natural y proporcionar intimidad, sino también por su impacto estético.
¿Cómo elegir el color perfecto? He aquí algunos consejos.
El primer paso para elegir el color de las cortinas es tener en cuenta el estilo predominante de la habitación. Si tu casa tiene una decoración minimalista, opta por cortinas en tonos neutros como el blanco, el beige o el gris claro, que se integran sin sobrecargar la habitación.
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En un contexto más clásico o tradicional, las cortinas en colores más intensos como el burdeos, el verde bosque o el azul marino pueden aportar elegancia y calidez.
La cantidad de luz natural que entra en la habitación es un factor crucial a la hora de elegir el color de las cortinas. En una habitación con mucha luz, puedes atreverte con colores más oscuros o tonos vivos sin miedo a oscurecer demasiado el espacio.
Por el contrario, en habitaciones con poca luz o de dimensiones reducidas, es aconsejable elegir las cortinas en colores claros o pastel, como el blanco, el marfil o el gris perla, que reflejan la luz y hacen que el espacio parezca más amplio y aireado.
Un aspecto importante a tener en cuenta es si quieres que las cortinas armonicen con el resto de la decoración o si prefieres crear un contraste. Si tu objetivo es mantener un ambiente tranquilo y homogéneo, elige cortinas del mismo color que las paredes o los muebles, pero en un tono ligeramente diferente para evitar un efecto plano.
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Si, por el contrario, quieres destacar las cortinas y crear un punto focal en la habitación, opta por un color que contraste y que destaque claramente del resto de la decoración.
Las cortinas pueden ser una forma estupenda de introducir un color de acento en una habitación. Si tu decoración se caracteriza por tonos neutros, elegir cortinas de un color vivo, como el amarillo, el rojo o el turquesa, puede aportar vitalidad y dinamismo.
Recuerda, no obstante, equilibrar el color de las cortinas con otros elementos decorativos, como cojines, alfombras o cuadros, para crear un aspecto coherente.
Además de elegir color de las cortinas, ten en cuenta la funcionalidad y el tejido de tus cortinas. Si necesitas tamizar mucha luz, lo ideal son cortinas de tejidos pesados y oscuros, como el terciopelo o el lino opaco.
Si, por el contrario, quieres dejar que se filtre la luz natural, opta por tejidos ligeros y transparentes, como el gasa o el algodón claro. El material también influye en la percepción del color: un tejido claro parecerá más luminoso y vaporoso, mientras que un tejido pesado hará que el color sea más intenso y envolvente.
Cada color tiene un efecto psicológico y transmite determinadas emociones. El azul, por ejemplo, se asocia a la calma y la serenidad, y es perfecto para dormitorios o espacios dedicados a la relajación. El verde, por su conexión con la naturaleza, transmite frescura y tranquilidad.
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El rojo es un color estimulante y apasionado, pero debe utilizarse con moderación, ya que puede resultar demasiado intenso en estancias como el dormitorio. Los tonos neutros, como el beige o el gris, crean un ambiente relajante y versátil, adecuado para cualquier habitación. Por tanto, ten en cuenta las emociones al elegir el color de las cortinas.
Por último, ten en cuenta la finalidad de la habitación. En la cocina o el salón, las cortinas de colores vivos o estampados atrevidos pueden hacer el espacio más acogedor y dinámico.
Para el cuarto de baño, opta por colores claros y frescos, como el azul claro o el verde azulado, que evocan limpieza e higiene. En el dormitorio, los colores suaves y relajantes favorecen el descanso.