Responsable de comunicación en Indomio España
En el mundo moderno, la tecnología ha transformado radicalmente la forma en que interactuamos con nuestros hogares. La llegada de la domótica y las casas inteligentes ha supuesto una revolución en la experiencia vital, permitiendo un control sin precedentes sobre diversos aspectos del entorno doméstico. Desde luces inteligentes hasta termostatos controlados por smartphone, la domótica ofrece una serie de soluciones diseñadas para mejorar el confort, la seguridad y la eficiencia energética de nuestros hogares.
Pero, ¿cuál es realmente la diferencia entre domótica y smart home u hogar inteligente?
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La domótica es el conjunto de tecnologías y sistemas que permiten automatizar y controlar diversas funciones de una vivienda, haciéndola más inteligente, segura y eficiente energéticamente.
Pero, ¿cómo funciona realmente? Los sistemas domóticos se basan en dispositivos y sensores que se comunican entre sí y con una unidad de control. Pueden integrarse en el sistema eléctrico de la casa y controlarse mediante una aplicación instalada en el smartphone.
Una casa inteligente es un hogar que integra dispositivos electrónicos y tecnologías avanzadas para automatizar y controlar una amplia gama de funciones y servicios domésticos, como la iluminación, la calefacción, la seguridad y los electrodomésticos.
La esencia de una smart home reside en su capacidad para conectar y controlar todos estos dispositivos a través de una red doméstica, lo que permite a sus habitantes gestionar y supervisar sus hogares de forma eficiente.
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Aunque sus propósitos son similares, la distinción entre la domótica y los sistemas de hogar inteligente radica en sus respectivos enfoques de automatización, ambos con características distintivas.
La domótica se refiere a funcionalidades tecnológicas integradas y cableadas en el sistema eléctrico doméstico, que requieren un diseño a medida y la intervención de técnicos especializados para la instalación de sistemas integrados.
En cambio, el término hogar inteligente implica tecnologías IoT (Internet of Things) avanzadas, controlables a través de apps individuales o de un hub central como asistentes de voz como Alexa o Google Home, sin necesidad de diseño específico ni intervención de técnicos especializados, pero con dependencia de la estabilidad de la línea Wi-Fi.
Las diferencias en las aplicaciones y los objetivos requieren una evaluación cuidadosa, especialmente durante la construcción o renovación, con la posibilidad de un enfoque híbrido.