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La demanda de pellets y estufas de pellets no deja de crecer, y el mercado ha respondido a esta demanda poniendo en el mercado varios tipos de pellets a diferentes precios, así como diferentes composiciones, con importantes certificaciones.
Lo que tienen en común todos los tipos de pellets es su origen natural, ya que están compuestos de madera procedente de bosques certificados y compactados mediante el uso de resinas naturales.
La elección, por tanto, de cambiar a un sistema de calefacción de pellets suele estar motivada por la necesidad de no afectar al medio ambiente, ya que los pellets son una fuente de energía alternativa, pero también por razones económicas, ya que los pellets cuestan menos que el gas o la electricidad.
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Pero conozcamos mejor los pellets y los sistemas de calefacción con pellets para comprender si este material puede considerarse realmente sostenible desde el punto de vista medioambiental y si puede ayudar a ahorrar en las facturas.
Los pellets denotan pequeños cilindros derivados de la compresión de partículas de madera previamente reducidas a serrín y deshidratadas.
Se procesa industrialmente, mediante máquinas que aplican presión al serrín para obtener la particular forma cilíndrica de aproximadamente 1 centímetro de diámetro y 3 centímetros de longitud. Se vende en paquetes de varios tamaños, normalmente de 15 kg.
La materia prima de los pellets es, por tanto, madera virgen, que se obtiene de bosques según planes especiales de gestión forestal, o de serrín y astillas, residuos de la industria maderera.
Una condición fundamental es que los pellets no contengan arena ni compuestos químicos como restos de pintura, colas o agentes impregnantes, ya que su combustión podría liberar al aire sustancias nocivas para el medio ambiente y la salud humana.
Por lo tanto, hay que insistir en que los pellets son un producto 100% sostenible desde el punto de vista medioambiental sólo si están compuestos en su totalidad por materiales vegetales.
Por ello, a la hora de comprar pellets para calefacción, es importante conocer tanto su composición real como las certificaciones obtenidas.
Los pellets pueden fabricarse a partir de madera de diversos bosques; veamos cuáles son los tipos más comunes de pellets:
Los pellets son un combustible de biomasa comprimida que se utiliza tanto para calefacción doméstica como combustible en grandes calderas y centrales térmicas.
Es una excelente alternativa a los sistemas de calefacción anticuados que consumen mucha energía.
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Para producir pellets, hemos visto que la materia prima utilizada es la madera. Se trata principalmente de restos del procesamiento de la madera, como serrín o astillas.
Una máquina consigue aplicar presión y calor, modificando la lignina ya presente en la madera. La presión y el calor consiguen compactar el serrín y hacer que se formen pequeños cilindros. Si la madera es resinosa, como en el caso de las coníferas, no es necesario añadir cola y el producto final es muy respetuoso con el medio ambiente.
Con el fin de garantizar que el origen de la materia prima y el proceso de fabricación se han llevado a cabo cumpliendo las normas de calidad exigidas por la legislación europea, los pellets pueden presumir de contar con ciertas certificaciones que se exigen para su venta en determinados países:
Esta última marca ofrece la garantía de conocer la cadena de producción desde el origen de la madera, hasta el almacenamiento, pasando por el transporte y la distribución final.
¿Por qué utilizar pellets? Hay varias razones por las que cada vez más personas y profesionales optan por utilizar una estufa de pellets como sistema de calefacción.
He aquí un resumen de las ventajas:
El precio de los pellets puede variar en función del tipo de madera, su origen y las certificaciones que determinan su alta calidad.
El precio está, para sacos de 15kg, alrededor de los 5€, aunque puede subir hasta 20€.