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Colaboradora de Indomio.es/news
El Golden Gate, el famoso puente de San Francisco, es uno de los símbolos de Estados Unidos. Inaugurado en 1937, une la ciudad de San Francisco con el condado de Marin, y su impresionante diseño lo ha convertido en una maravilla de la ingeniería mundial. Además de ser clave para el tráfico en la región, este puente rojo ha marcado la historia cultural de la ciudad, dejando una huella imborrable en la imaginación de millones de visitantes y locales.
Desde finales del siglo XIX, la idea de un puente que uniera San Francisco y Marin comenzó a tomar forma. La dependencia de ferris para cruzar la bahía no era suficiente para atender a la creciente población y el aumento del comercio. Sin embargo, la complejidad del terreno y los fuertes vientos en la zona hicieron que muchos lo consideraran un proyecto imposible.
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La Gran Depresión en los años 30 dificultó aún más la viabilidad del proyecto. Fue entonces cuando se creó el Golden Gate Bridge and Highway District, que tomó las riendas de la financiación. Gracias a la venta de bonos por 30 millones de dólares, el proyecto obtuvo los recursos necesarios para su construcción, marcando un hito en tiempos económicos difíciles.
Joseph Strauss, el ingeniero principal del proyecto, desempeñó un rol crucial en la construcción del puente. Con diseños innovadores y una gran determinación, logró superar los numerosos desafíos técnicos y naturales, dando vida al puente colgante que conocemos hoy. Inaugurado en 1937 (su construcción comenzó el 5 de enero de 1933), el Golden Gate es mucho más que un puente: es un logro de la ingeniería del siglo XX y un símbolo eterno de progreso y creatividad.
El puente de San Francisco, conocido como el Golden Gate, tiene una longitud de 2.737 metros, con seis carriles distribuidos en sus 27 metros de ancho, y torres que se elevan a 227 metros de altura. Los dos enormes cables de acero que lo sostienen, con un peso de 12.000 toneladas cada uno, están formados por miles de hilos ultrarresistentes. Su distintivo color “International Orange” no solo lo hace fácilmente visible entre la niebla, sino que también actúa como una protección contra los efectos corrosivos del ambiente marino.
El Puente Golden Gate, uno de los más famosos de San Francisco, ofrece diversas opciones para cruzarlo. Si lo haces en coche, el trayecto toma menos de 2 minutos, pero debes pagar un peaje de aproximadamente $8,50, que se realiza electrónicamente a través del sistema FastTrak o en línea.
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Para los peatones y ciclistas, el cruce es igualmente memorable. Caminar por el puente toma unos 30 minutos, con tiempo adicional para disfrutar de las vistas y hacer fotos. Los ciclistas pueden cruzar las 24 horas del día, aunque deben respetar un límite de velocidad de 24 km/h (8 km/h cerca de las torres). Si cruzas en bici fuera de los horarios establecidos, deberás tocar un timbre para acceder. Sin importar el medio, cruzar el Golden Gate es una experiencia única con vistas impresionantes de la bahía de San Francisco.
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