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Hogar ecológico 11 marzo 2024

Mimosa, cómo cultivarla en maceta o en el jardín


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Raquel González

Colaboradora de Indomio.es/news

La mimosa, con sus delicadas flores amarillas y su dulce fragancia, es una planta que evoca imágenes de primavera y renovación.

El periodo de floración comienza a finales del invierno, a partir de febrero, y se prolonga hasta principios de la primavera. El cultivo de la mimosa aporta un toque de color y vitalidad a los espacios domésticos.

Con unos sencillos pasos, tanto si dispone de un amplio jardín como de un modesto balcón, puede conseguir resultados realmente satisfactorios.


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Mimosa en maceta o en el jardín, cómo elegir la posición y la maceta adecuadas

A la mimosa le encanta la luz y el calor, por eso es importante colocarla en un lugar donde reciba al menos tres horas de luz solar directa al día.

Si quieres cultivarla en maceta, debes encontrar un recipiente bastante grande para albergar el crecimiento de las raíces, con buenos orificios de drenaje para evitar el estancamiento del agua. Una maceta de terracota es ideal, ya que permite una buena transpiración de las raíces.


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¿Cuál es el suelo ideal?

La Mimosa prefiere un suelo bien drenado y ligeramente ácido. Si se cultiva en macetas, una mezcla de tierra para plantas acidófilas favorecerá un crecimiento sano y exuberante, mientras que añadir perlita o arena gruesa mejorará el drenaje.

En el jardín, en cambio, es importante trabajar la tierra añadiendo materia orgánica para enriquecerla.

Riego y alimentación

Las mimosas necesitan un riego regular, pero sin excesos. Durante los meses de verano, la tierra debe permanecer húmeda, pero no empapada. En los periodos más fríos, el riego debe reducirse para evitar problemas de pudrición de las raíces.

También es aconsejable enriquecer el suelo de la mimosa con un abono para plantas acidófilas, y hacerlo durante la primavera o el verano para favorecer una floración abundante.

Poda y cuidados

La poda es un aspecto crucial del cuidado de la mimosa, sobre todo para mantener una forma compacta y permitir una floración exuberante.

La poda sólo debe realizarse después de la floración, recortando las ramas viejas y las que crezcan demasiado gruesas. Esto no sólo ayudará a mantener la forma deseada, sino que también garantizará que la luz llegue a todas las partes de la planta.


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Protección contra enfermedades y plagas

La mimosa es relativamente resistente, pero puede ser susceptible a enfermedades fúngicas y plagas como pulgones y cochinillas. Conviene controlar la planta con regularidad y, al primer signo de infestación, intervenir con tratamientos específicos.

Cultivar mimosas, ya sea en maceta o en el jardín, puede ser una experiencia gratificante que añade belleza y color al espacio exterior del hogar. Siguiendo estos sencillos consejos, podrá disfrutar de la hermosa floración de la mimosa y de su delicado aroma, que anuncia la llegada de la primavera.

En el momento de la floración, también será posible cortar vistosas ramitas para regalar o poner en jarrones con agua para decorar y perfumar las estancias.

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