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Colaboradora de Indomio.es/news
El futón, con su icónica presencia en los hogares japoneses, representa una pieza significativa del tejido cultural de Japón.
A lo largo de los siglos, este colchón ha evocado un estilo de vida ancestral y ha moldeado los hábitos de sueño de los japoneses de una forma única.
En este artículo exploramos las raíces históricas del futón, su evolución a lo largo del tiempo, las ventajas que ofrece y por qué se ha convertido en una opción tan popular entre los japoneses.
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El término «futón» significa «colchón enrollado». El futón es, de hecho, el colchón tradicional de la cultura japonesa, caracterizado:
El futón existe en distintos grosores, desde los 6/7 cm habituales en Japón hasta los 14 cm más comunes en Occidente. Disponible en varios tamaños, el futón tradicional se fabrica según las antiguas técnicas orientales, con capas de algodón crudo de primera carda.
En los últimos años se han popularizado los futones fabricados con otros materiales, como látex, lana o fibra de coco.
Las razones que explican el uso generalizado del futón en Japón son muchas, pero la más práctica es sin duda la principal. Por la mañana, el futón puede plegarse y guardarse en el armario, liberando un valioso espacio en la habitación.
Es una ventaja significativa, sobre todo teniendo en cuenta el pequeño tamaño de las casas japonesas. En Japón, los dormitorios son los espacios más decorativos y estéticos, por lo que en ellos se recibe a los invitados. Por tanto, resulta esencial obtener espacio útil de forma rápida y sencilla.
Una práctica común entre los japoneses es guardar un par de futones extra en el armario. Esto permite alojar rápida y fácilmente a los amigos que deciden quedarse a dormir.
Además de ocupar poco espacio, el futón ofrece una comodidad considerable. Colocado sobre el tatami, el clásico revestimiento japonés del suelo, el futón proporciona el apoyo adecuado para un sueño reparador.
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Dormir en un futón, contrariamente a la creencia popular, también parece tener beneficios para la salud, especialmente para nuestra espalda. Los colchones más gruesos y blandos suelen favorecer posturas incorrectas y antinaturales, que pueden provocar dolores de espalda.
Dormir en un futón impone al cuerpo una postura más natural y erguida, sin forzar curvas inadecuadas para el cuerpo.
Además, la falta de capas excesivas de acolchado permite que el cuerpo se adapte a una posición más neutra, ayudado por el apoyo de la superficie más rígida. Otra ventaja del futón es su capacidad para regular la temperatura corporal.
Dormir en contacto con el suelo o con una fina capa de tatami permite mantenerse fresco durante los calurosos veranos, mientras que su composición de algodón puede retener el calor corporal durante los meses más fríos.
Esta versatilidad hace del futón una solución adecuada para diferentes condiciones climáticas, contribuyendo al confort térmico durante todo el año.
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