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El color amarillo, con sus innumerables matices, es una opción versátil y fascinante para decorar las paredes de una casa. El amarillo, con su brillo natural y la alegría que transmite, puede transformar los espacios, haciéndolos más acogedores y animados. Sin embargo, elegir el tono adecuado para las paredes interiores y exteriores puede ser todo un reto, dada la amplia gama de opciones disponibles.
Cada tono tiene el poder de evocar emociones distintas y crear atmósferas diferentes. En este artículo exploraremos los distintos tonos de amarillo y te daremos consejos sobre cómo y dónde utilizarlos para realzar el interior y el exterior de tu casa.
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Según el Feng Shui, el amarillo representa la luz y la energía del sol naciente. Este color, cuando se utiliza en el hogar, es conocido por su capacidad para alejar las energías negativas al tiempo que fomenta la creatividad, el conocimiento y las actividades intelectuales. Debido a su naturaleza viva y energizante, el amarillo es especialmente adecuado para habitaciones infantiles y entornos escolares, donde puede utilizarse tanto en delicados tonos pastel como en tonos más intensos.
Sin embargo, a pesar de su luminosidad y calidez, es esencial utilizar este color con cuidado. Al tratarse de un color estimulante, es crucial elegir el tono de amarillo adecuado para cada habitación para crear un equilibrio armonioso y confortable. También puedes optar por pintar sólo algunas paredes de este color.
Símbolo de elegancia y estilo atemporal, el color mostaza desempeñó un papel destacado en las paletas de colores de los años setenta y está recuperando cada vez más espacio y relevancia tanto en las tendencias de la moda como en el diseño de interiores. La referencia del amarillo mostaza a los tonos terrosos también se refleja en los pigmentos utilizados por los pintores para conseguir este tono cálido y acogedor.
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En cromoterapia, el amarillo mostaza es conocido por su efecto beneficioso sobre el bienestar psicofísico: tiene la rara capacidad de relajar los nervios y estimular positivamente las emociones, contribuyendo a crear un ambiente armonioso y sereno. Por eso es una opción ideal para la decoración del hogar, donde puede aportar un toque cálido y acogedor a las estancias.
Desde la antigüedad, el amarillo ocre se ha asociado a un fuerte sentimiento de orgullo y realeza. Este color, que evoca directamente los paisajes boscosos, ofrece una combinación única de relajación y estimulación de las energías interiores positivas.
Es ideal para quienes desean recuperar fuerza y vitalidad, transformando las estancias del hogar en espacios cálidos y acogedores. El amarillo ocre no sólo ilumina las habitaciones, sino que también añade un toque de elegancia y confort, convirtiendo cada espacio en un remanso de bienestar y serenidad.
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El oro siempre ha sido símbolo de realeza y divinidad. Si decides utilizar el dorado para las paredes, es importante combinarlo con otros colores para evitar sobrecargar la habitación. El oro complementa a la perfección los papeles pintados abstractos o con efecto mármol, creando inmediatamente un punto focal en la habitación.
Para un resultado armonioso, elige colores neutros y claros como combinación principal, añadiendo toques de tonos oscuros pero no demasiado intensos. Las combinaciones de colores más populares son el dorado con azul, el dorado con rosa empolvado o combinaciones de dorado, gris paloma claro y amaranto. Estas opciones cromáticas garantizan un ambiente elegante y refinado sin renunciar a la calidez y luminosidad que aporta el dorado.
El amarillo pastel, más delicado que los demás tonos, infunde alegría y jovialidad a las habitaciones. Este delicado color es especialmente adecuado para espacios en los que es importante relajarse y desconectar después de un largo día. Su capacidad para promover el buen humor y la alegría también lo convierte en una opción excelente para las habitaciones infantiles, ya que crea un ambiente sereno y acogedor. El amarillo pastel, con su luminosidad y calidez, puede transformar cualquier habitación en un remanso de tranquilidad y positividad.
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Una casa debe reflejar el carácter y el gusto de quienes viven en ella. Sin embargo, a la hora de elegir el color exterior de una casa, es fundamental seguir el Plan de Colores, un documento que recoge los colores aprobados por el municipio de residencia. Las normas de color de este plan varían de una zona a otra: normalmente, quienes viven en el campo o en zonas aisladas tienen más libertad a la hora de elegir el color de la fachada, mientras que quienes viven en los centros históricos de las ciudades deben atenerse a restricciones más estrictas para cumplir con los condicionantes arquitectónicos.
Entre los tonos de amarillo más populares para las paredes exteriores está el amarillo ocre, una tonalidad que tiende al naranja y evoca los colores del atardecer y de la tierra, evocando sensaciones de confort y calidez. Otro tono muy utilizado es el amarillo limón, que aporta frescura y vivacidad. Estos colores son especialmente adecuados para casas en el campo, donde se integran armoniosamente con el verde del entorno.