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Responsable de comunicación en Indomio España
Parece flotar sobre la laguna, pero en realidad emerge del agua gracias a sus cimientos. Sí, porque Venecia está construida sobre postes de madera, lo que también hace que se la conozca como el «bosque al revés«.
¿Cómo es posible que, a pesar del paso del tiempo, esos mismos postes, incrustados en el sedimento de la laguna, no se deterioren? Averigüémoslo juntos, recorriendo la historia del revolucionario proyecto de ingeniería de los cimientos de Venecia.
Según la tradición, la ciudad se fundó el 25 de marzo de 421 d.C. Sorprende comprobar que durante siglos los cimientos de Venecia, es decir, los miles de pilotes de madera clavados en el suelo y sumergidos en el agua, no se pudrieron.
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La técnica utilizada es la llamada de compactación, que ha sustituido los cimientos naturales por otros artificiales, formados por una densa red de palos (aproximadamente 9 por metro cuadrado), de diámetro variable (de 10 a 25 cm) y longitud de un metro a 3,5 metros.
Basándose en la resistencia natural a la intemperie y al agua, así como en la disponibilidad en la zona, se eligieron distintos tipos de madera, desde el roble (denso y resistente, más adecuado para soportar cargas pesadas y soportar condiciones ambientales difíciles) hasta el abeto, el alerce y el pino (conocidos por su dureza y durabilidad).
Se utilizó el calvado a percusión, típico de los postes golpeados que se clavan literalmente en el suelo, una técnica que garantiza una excelente resistencia gracias a la fricción lateral con el suelo. Para garantizar una solidez adecuada, se colocó una superficie de apoyo (de unos 50 cm de grosor) sobre los pilotes, con capas de tablas o escombros.
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Una de las principales razones por las que los postes de madera no se pudren es el entorno anóxico (es decir, privado de oxígeno) en el que se encuentran. Cuando la madera está completamente sumergida en agua y barro, se ve privada de oxígeno, lo que provoca la muerte de los microorganismos que descomponen la madera, ya que necesitan oxígeno para sobrevivir y proliferar.
Otro factor clave es el proceso de mineralización. Con el tiempo, los minerales del agua y del suelo penetran en los postes de madera, endureciéndolos y aumentando su longevidad y resistencia a la descomposición.
Por último, está el papel del barro, que no sólo actúa como amortiguador, distribuyendo uniformemente el peso sobre los cimientos de Venecia y previniendo el riesgo de fallo estructural: esta sustancia también es rica en sedimentos finos, que forman una capa protectora alrededor de los postes, aislándolos aún más del oxígeno y los microorganismos.
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A lo largo de los siglos, Venecia se ha beneficiado de un mantenimiento continuo y de intervenciones de ingeniería para garantizar la estabilidad de sus cimientos. Hoy, gracias al avance de la tecnología, los postes deteriorados pueden controlarse y sustituirse, garantizando la seguridad y durabilidad de las estructuras.
El de Venecia es un ejemplo extraordinario de ingeniería y sostenibilidad: el uso de materiales naturales y técnicas de construcción que aprovechan las propiedades medioambientales locales demuestran cómo el ingenio humano puede adaptarse y prosperar en armonía con la naturaleza.
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