Colaboradora de Indomio.es/news
Las comunidades energéticas son grupos de personas, pequeñas empresas y entidades locales que se unen para producir y consumir energía renovable de forma colaborativa. Este modelo apuesta por un uso más eficiente y sostenible de la energía, impulsando prácticas responsables que benefician tanto al entorno como a la economía local. Gracias a su estructura cooperativa, estas comunidades no solo ahorran en costes, sino que también generan un impacto positivo a nivel social, ambiental y económico, ayudando a avanzar hacia un modelo energético más limpio y sostenible para todos.
Las comunidades energéticas ofrecen una amplia gama de beneficios, tanto para el medio ambiente como para la economía y la sociedad en general. Estos beneficios contribuyen a un futuro más sostenible y equitativo.
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Las comunidades energéticas tienen un impacto ambiental muy positivo, apostando por prácticas que realmente impulsan la sostenibilidad. Una de sus mayores ventajas es que reducen el uso de energías tradicionales, lo que significa menos emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, un paso importante en la lucha contra el cambio climático.
Además, fomentan el uso de energías renovables, como la solar o la eólica. Esto no solo ayuda a disminuir la dependencia de combustibles fósiles, sino que también impulsa un modelo energético mucho más limpio y respetuoso con el planeta.
Las comunidades energéticas también aportan beneficios económicos muy reales a sus miembros. Al producir su propia energía, consiguen reducir considerablemente las facturas, evitando así depender de las subidas y bajadas del mercado energético. Además, fortalecen la economía local, ya que el dinero se queda dentro de la comunidad. Las inversiones en proyectos sostenibles no solo crean empleo, sino que también impulsan el desarrollo económico de la zona, generando un impacto positivo y duradero para todos.
Las comunidades energéticas fortalecen la cohesión social al promover la participación activa de sus miembros en decisiones clave, creando un modelo de gestión más democrático y colaborativo. Además de unir a las personas, convierten a los ciudadanos en protagonistas del cambio hacia un modelo energético sostenible, generando un sentido de pertenencia y mejorando su calidad de vida.
Las comunidades energéticas se pueden clasificar en diferentes tipos, dependiendo de su estructura y objetivos.
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Estas comunidades se centran en generar y consumir energía renovable en su entorno más cercano. Lo más interesante es que:
Aquí, vecinos y colectivos se unen para compartir la energía que generan mediante instalaciones comunes, como paneles solares. Sus ventajas clave son:
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