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Pocas casas son tan especiales como la del artista español Salvador Dalí (1904-1989). Su casa de Portlligat, hoy convertida en museo, se alza sobre un acantilado y fue la única residencia permanente del artista.
Dalí vivió allí con su esposa Gala hasta la muerte de ésta, tras lo cual se trasladó al Castillo de Púbol. La originalidad de esta casa reside en su evolución a lo largo del tiempo y en su estructura. Al igual que las personas evolucionan y cambian a lo largo de su vida, lo mismo ocurre con la casa del artista español, de la que él mismo hablaba como «un verdadero organismo biológico […] cada nuevo impulso en nuestras vidas correspondía a una nueva célula, una habitación».
Desde el punto de vista estructural, todo partió de una barraca de pescadores, en cuyo interior comenzó a residir Dalí.
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Con el paso del tiempo, el artista adquirió también otras casetas de pescadores cercanas, dando a su casa una forma laberíntica y «difusa». La casa se amplió y creció durante cuarenta años.
La casa comienza en la llamada Sala del Oso, desde la que se conectan los espacios a través de estrechos pasadizos, pequeñas bajadas y caminos sin salida. Cálidos y acogedores, estos espacios están profusamente decorados y repletos de muebles, alfombras, tapices e innumerables objetos y recuerdos de la familia Dalí.
Todas las estancias cuentan además con aberturas de diferentes formas y proporciones que enmarcan un mismo paisaje, referencia constante en la obra de Dalí: la bahía de Portlligat, un lugar muy querido por Dalí, que así lo describió.
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La casa del maestro del surrealismo, una de las casas-museo más interesantes de Europa, se divide hoy en día en tres grandes espacios abiertos al público:
Dentro de una construcción circular, también se puede visitar otro taller, que el maestro utilizaba para crear esculturas y performance.
Todo destaca por su originalidad en el interior de la casa Dalí, pero llaman especialmente la atención el gran huevo colocado sobre una torre (símbolo de la vida intrauterina y, por tanto, de la esperanza y el amor) y unos recipientes de barro capaces de reproducir la voz del viento: el artista los agujereó para que silbaran cuando soplaba el viento del norte.
También destacan el Cristo de la Basura, una escultura realizada con los restos traídos por una tormenta, y la piscina de la casa, con su forma descaradamente fálica.
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La casa-museo de Dalí se encuentra en la calle Port Lligat, 17488 Cadaqués, Girona. Para acceder a ella, siempre es necesario reservar en la siguiente dirección: reserves@fundaciodali.org.
Del 17 de junio al 8 de septiembre, la casa abre todos los días. Para el resto del año, consulta las aperturas en la página web.
*Imagen de portada – Créditos @museudali