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Responsable de comunicación en Indomio España
Cada domingo, miles de personas se congregan en el barrio de Embajadores o La Latina para vender y comprar todo tipo de objetos y productos. Los puestos se despliegan por la mañana y, al atardecer, no queda rastro de ellos, como si todo el bullicio del día jamás hubiera sucedido. Nuevos y viejos, caros y baratos, piezas vintage, abalorios, ropa, complementos para animales, piezas de arte. Todo cabe en este mercado que atrae tanto a los autóctonos como a los turistas y cuyo nacimiento se remonta muy lejos, hasta el 1740, cuando solo era un pequeño mercado prácticamente clandestino.
Conozcamos la historia de El Rastro y los consejos para disfrutarlo.
Aunque comentábamos que El Rastro nace hacia 1740, realmente sus antecedentes vienen de mucho más atrás, ya que en el 1496 surgía la actividad en la zona por la necesidad de crear mataderos de reses. Así, a lo largo del siglo XV, esta actividad empezó a extenderse y se vendían allí tanto objetos de segunda mano como otros procedentes de la parte de los animales no comestible y con la que se elaboraban todo tipo de productos: velas, jabones, cuero, etc.
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Sin embargo, al hacerse demasiado común esta práctica, terminó por prohibirse la venta ambulante durante décadas y solo cuando la prohibición se debilitó empezaron a florecer de nuevo las primeras señales de lo que hoy es El Rastro, al abrigo de la industria del cuero, los zapateros, sastres, curtidores, etc. En 1761 aparecen por primera vez documentos que hablan del Matadero de Carneros del Rastro, en la plaza con el mismo nombre y en 1811 se instauran por primera vez las licencias para colocar un puesto en las inmediaciones.
A lo largo de los años, el lugar ha evolucionado, desapareciendo la venta de productos alimentarios y aumentando la diversidad en el tipo de puestos.
Ya en nuestro siglo, El Rastro se ha consolidado como una seña de identidad de la ciudad de Madrid y alberga hasta 3.500 puestos cada domingo, lo que nos da señales de la magnitud de este gran mercado. Los puestos se extienden por algunas de las calles más céntricas de la capital, desde la plaza de Cascorro a la calle de Curtidores, pasando por la cale de Embajadores, la plaza del Campillo o la Ronda de Toledo.
Además, alrededor del Rastro hay también tiendas fijas que aprovechan para abrir sus puertas, bares y tabernas para tomar el aperitivo y toda una red de transporte público que permite llegar fácilmente al lugar.
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La mejor forma de llegar al Rastro de Madrid, al estar en una zona tan céntrica, es en transporte público, ya sea en metro, tren o autobús.
Según en qué parada te bajes, podrás comenzar el recorrido del Rastro desde uno u otro extremo. Todos ellos son igual de convenientes y te invitamos a perderte, la primera vez, sin un rumbo fijo, solo dejándote llevar por sus puestos y sus calles.
El Rastro de Madrid suele encontrarse aglomerado, por lo que debes de tener esto en cuenta si piensas acudir con tu mascota, con niños pequeños, maletas, carritos u otros objetos voluminosos.
El horario habitual de apertura es de 9:00 a 15:00 y te recomendamos ir a primera hora si quieres encontrar menos gente en el lugar.
Por último, no olvides visitar la estatua de Eloy Gonzalo, en la plaza de Cascorro, una de las más icónicas en el centro de El Rastro.
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