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Situada en el corazón de Malta, Mdina es una ciudad que cautiva por su historia milenaria y su ambiente único. Conocida como la «Ciudad Silenciosa», Mdina ofrece una experiencia de tranquilidad y paz poco frecuente en otros lugares. Pero, ¿por qué se llama así esta ciudad?
Exploremos juntos la historia y las características de Mdina para comprender el origen de su sobrenombre.
Mdina es una de las ciudades más antiguas de Malta, con una historia que se remonta a más de 4.000 años. Fundada por los fenicios hacia el 700 a.C., la ciudad se llamó inicialmente Maleth.
Más tarde, los romanos la rebautizaron Melita cuando conquistaron Malta en el 218 a.C. Durante el periodo de ocupación árabe, la ciudad se redujo en tamaño y se fortificó, tomando el nombre de Mdina.
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En 1091, los normandos conquistaron Malta e hicieron de Mdina la capital de la isla. La posición elevada de la ciudad, rodeada de enormes murallas, la hacía ideal para defenderse de los invasores.
Cuando llegaron los Caballeros de Malta en 1530, trasladaron la capital a Vittoriosa y más tarde a La Valeta tras el Gran Asedio de 1565. Este cambio marcó el comienzo del declive de Mdina como centro político y su transformación en una ciudad tranquila y casi desierta.
Tras el traslado de la capital, Mdina se convirtió en una ciudad casi fantasma. Los habitantes nobles se trasladaron a la nueva capital, dejando a Mdina con una escasa población.
Este declive contribuyó al sobrenombre de «Ciudad Silenciosa». Incluso hoy, Mdina se toma en serio su condición de ciudad silenciosa. La entrada de coches está muy restringida y existen estrictas normas sobre el ruido. Por toda la ciudad hay carteles que llaman al silencio.
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Visitar Mdina es sumergirse en una atmósfera de tranquilidad y serenidad. Las calles estrechas y empedradas, las antiguas murallas y los edificios históricos crean un ambiente que parece no haber cambiado con el paso de los siglos.
Paseando por sus calles, uno puede imaginarse la vida en la antigüedad, cuando la ciudad era un centro de poder y cultura.
Las principales atracciones de Mdina son la Catedral de San Pablo, magnífico ejemplo de arquitectura barroca, y el palacio Falson, que alberga un museo de antigüedades y bellas artes.
Las estrechas calles de Mdina están llenas de vistas pintorescas y detalles arquitectónicos fascinantes, como las características puertas maltesas con sus elaborados badajos en forma de cabeza de león o delfín.
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Hoy en día, Mdina tiene una población de unos 300 habitantes. Algunos viven en pequeños pisos en las callejuelas de la ciudad, mientras que otros residen en opulentas villas. A pesar de su pequeño tamaño, Mdina mantiene una vibrante vida comunitaria, con eventos culturales y un turismo que respeta la tranquilidad del lugar.
Para quienes visitan Malta, pasear por las tranquilas calles de Mdina es una experiencia inolvidable que permite viajar en el tiempo y descubrir una de las joyas ocultas de la isla.