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Responsable de comunicación en Indomio España
Dos pequeñas islas que figuran entre los destinos más visitados del mundo y codiciados por los influencers, Mykonos y Santorini, corren desde hace tiempo el riesgo del turismo excesivo. La creciente afluencia de turistas está poniendo a prueba la habitabilidad y resistencia de las infraestructuras locales.
Por ello, las autoridades griegas están estudiando medidas para contener los efectos negativos del turismo de masas. Entre ellas, se ha anunciado la introducción de una tasa turística para quienes desembarquen en estas islas en crucero. La decisión se ha tomado con el objetivo de proteger el medio ambiente y mejorar la experiencia tanto de residentes como de turistas.
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Mientras tanto, el último estudio del instituto de investigación Eurispes capta la magnitud de esta tendencia, que también tiene que contar con la limitada oferta de alojamiento y alquileres de corta estancia.
El Primer Ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, anunció la inminente introducción de una tasa turística durante la Feria Internacional de Salónica, dirigida a los pasajeros de cruceros que hacen escala en las islas de Mykonos y Santorini. El objetivo de esta medida es doble:
Santorini, en concreto, ha sufrido una auténtica avalancha de turistas en los últimos años, muchos de ellos atraídos por la belleza de sus vistas perfectas para las fotos sociales y los influencers. Con una población de apenas 15.500 habitantes, la isla acogió a cerca de 1,3 millones de pasajeros de cruceros en 2023, lo que provocó trastornos y masificaciones que dificultaron la gestión del flujo de personas y la preservación de los recursos locales.
La tasa será de 20 euros, que deberá pagar íntegramente cada pasajero de crucero que desembarque en las islas griegas. Esta medida se inscribe en un contexto más amplio de normativas introducidas para limitar el número de llegadas diarias a las islas griegas más concurridas.
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El gobierno griego también anunció que se limitará el número de cruceros que pueden atracar en los puertos de Mykonos y Santorini al mismo tiempo, en un intento de reducir la sobrecarga de las infraestructuras y mejorar la experiencia turística.
Grecia no es el único destino turístico desbordado por el turismo de masas. La decisión de Atenas de introducir una tasa turística para los pasajeros de cruceros ha reavivado en Europa el debate sobre los efectos del sobreturismo y las medidas necesarias para contener el flujo excesivo, regular y disciplinar la oferta y mejorar los servicios.
Varias ciudades y regiones se plantean introducir una tasa turística. Otras, como Venecia y Barcelona, ya habían impuesto la tasa, incluso restringiendo los flujos en respuesta a esta clara tendencia, que también se pone de manifiesto en el último estudio realizado por Eurispes en 2024, con referencia a los datos de 2023.
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Según analistas e investigadores, el turismo de masas es un problema que está erosionando la calidad de vida de los residentes en muchos destinos turísticos, además de comprometer la propia experiencia del visitante. Los principales datos de la investigación de Eurispes ofrecen una imagen más clara del fenómeno y de su impacto económico. Esto es lo que está ocurriendo:
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