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Al más puro estilo Atlantis, un grupo de arqueólogas ha encontrado toda una civilización perdida bajo el agua, incluido un templo nabateo que podría tener más de 2000 años. Descubramos cómo terminó esta ciudad tragada por el mar, cuál es su historia, en qué parte del Mediterráneo se encuentra y cómo descubrieron los investigadores esta joya bajo el agua.
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El templo se encuentra en la costa de Italia, concretamente la costa de Pozzuoli, en el mar Tirreno. No es extraño que se encuentre aquí, ya que gran parte de esta costa está a día de hoy bajo el agua, principalmente por la actividad volcánica de la zona y distintos procesos geológicos que pueden hundir o elevar el terreno. Por tanto, más de 2 kilómetros de costa han quedado sumergidos, incluyendo antiguos puertos romanos y, como acabamos de descubrir, un templo nabateo dedicado al dios Dushara.
Lo más interesante del hallazgo de este templo bajo el agua es precisamente su procedencia y la ubicación en la que se encuentra. Los nabateos son una civilización procedente del reino que se extendía por el norte de Arabia y hasta el Mediterráneo oriental (con capital en la famosa Petra, en Jordania), pero no se habían encontrado nunca restos tan lejos de esta zona, aunque se sabe que tenían relaciones comerciales con grandes ciudades romanas.
El auge de esta civilización tuvo lugar entre los siglos IV y II a.C y eran una gran potencia a nivel comercial que intercambiaba incienso, especies oro y marfil tanto con arabia como con el Imperio Romano. Uno de los puertos principales de este último era el de Puteoli (ubicado en su día junto a Pozzuoli), lo que da sentido a la aparición del templo en este punto.
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Este hallazgo de un templo nabateo tuvo lugar en 2023, cuando algunos arqueólogos de la Scuola Superiore Meridionale de Italia investigaban y mapeaban los restos de la costa. En primer lugar encontraron varias paredes construidas con técnicas romanas y, en una de ellas aparecieron los altares de mármol blanco que dieron la pista definitiva. En ellos se leían inscripciones dedicadas al dios Dushara, por lo que la conexión con los nabateos fue evidente. Sin embargo, sorprende la huella multicultural en la edificación, que a pesar de estar dedicada a la deidad nabatea, estaba construida al estilo romano e incluso y su influencia se veía también en la lengua.