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Un riad es una vivienda típica marroquí caracterizada por su singular arquitectura en torno a un jardín o patio interior; el término «riad» procede del árabe y significa «jardín». Este elemento es fundamental en la estructura y el ambiente del riad, ya que ofrece un oasis de tranquilidad y belleza dentro de las bulliciosas medinas de las ciudades marroquíes.
Están diseñados para estar cerrados al exterior y abiertos al interior, centrándose en el patio central. Este espacio interior suele estar adornado con plantas, flores y fuentes, creando un ambiente sereno y fresco.
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Las habitaciones dan al patio, lo que proporciona intimidad y una conexión constante con la naturaleza. La decoración suele ser intrincada, con mosaicos y motivos geométricos que reflejan el arte árabe-andalusí y las influencias de las antiguas domus romanas.
Los riads se encuentran principalmente en las medinas, los centros históricos de las ciudades marroquíes. Estas viviendas eran originalmente residencias de familias adineradas y, con el tiempo, se han restaurado y convertido en alojamiento para turistas.
La mayoría conservan elementos arquitectónicos históricos, ofreciendo a los huéspedes una experiencia auténtica y cultural.
En comparación con los hoteles, son estructuras más íntimas y pequeñas. Esto permite una relación más directa con el personal, que a menudo incluye a los propios propietarios. Esta acogida cálida y familiar es uno de los rasgos distintivos de alojarse en un riad.
En comparación con los clásicos establecimientos hoteleros y turísticos, alojarse en un riad ofrece una inmersión en la cultura marroquí, con mobiliario tradicional, azulejos de colores y decoraciones típicas.
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Además, la hospitalidad suele ser más personalizada. El personal, generalmente local, puede ofrecer consejos e información sobre la cultura y las atracciones locales, lo que contribuye a una experiencia de viaje más auténtica.
Los hoteles, por su parte, ofrecen una gama más amplia de instalaciones modernas, como restaurantes, spas y gimnasios, pero a veces carecen de la misma intimidad y carácter cultural.
Es una opción ideal para quienes desean vivir una experiencia auténtica y profundizar en la cultura marroquí. Estos lugares ofrecen un refugio del ajetreo de la ciudad, con un ambiente relajante y una conexión más estrecha con la historia y las tradiciones locales.
Los precios pueden variar, pero muchos riads ofrecen opciones de alojamiento económicas y de lujo, lo que los hace accesibles a un amplio abanico de viajeros.
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