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La arquitectura gótica, con sus majestuosas catedrales e imponentes castillos y palacios residenciales, encanta y fascina aún hoy por su grandeza e impacto visual, influyendo en estilos, modas y otros ámbitos. Pero, ¿qué caracteriza a este estilo arquitectónico?
Para comprender plenamente su estética e historia, es necesario hacer un viaje a través del tiempo y el espacio. Exploremos las raíces y las principales características de la arquitectura de estilo gótico.
Las raíces del estilo gótico se encuentran en la Francia del siglo XII, como respuesta al anterior estilo arquitectónico románico. Este último se caracterizaba por muros macizos (menos esbeltos hacia arriba), arcos de medio punto y ventanas pequeñas. En cambio, con el estilo gótico llegaron elementos innovadores como las bóvedas de crucería, los contrafuertes y los grandes rosetones.
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Estos cambios no sólo permitieron una mayor altura y luminosidad en los interiores de iglesias y edificios públicos, sino que también dieron lugar a una nueva estética más esbelta y dinámica.
La arquitectura gótica, y las artes inspiradas en este estilo, se vieron influidas por la cultura y la filosofía de la época, que recordaban el ascenso al poder de la Iglesia católica y la importancia de la espiritualidad en la Europa medieval.
La palabra «gótico» procede del latín «Gothus», que era el nombre de un antiguo pueblo germánico, los godos. Durante el Renacimiento, el término «gótico» se utilizó en sentido despectivo para referirse al arte de la Edad Media, considerado bárbaro y tosco en comparación con el arte clásico.
Sólo en el siglo XIX se revalorizó el gótico como estilo propio, con características propias y gran valor histórico y artístico.
Entre los rasgos distintivos del estilo gótico se encuentran algunos rasgos y elementos arquitectónicos claramente reconocibles, tanto en los edificios religiosos como en las fachadas de casas y edificios públicos. Entre estos elementos destacan los siguientes:
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Muchos detalles, como los pináculos y los ornamentos de los edificios, desempeñan también una importante función estructural al distribuir el peso de las bóvedas y los tejados.
Todos estos elementos característicos confieren a los alzados y edificios de la arquitectura gótica una acentuada verticalidad y una sensación de ligereza, a pesar de las imponentes dimensiones de las fachadas. Mientras que el románico parece más macizo y aplastado hacia abajo.
Así pues, en el concepto gótico subyace la idea de elevar la arquitectura y la construcción hacia el espíritu y lo celestial desconocido.
El arte y la arquitectura góticos no son un movimiento monolítico, sino que se han diversificado en diferentes variaciones regionales y periodos estilísticos. He aquí algunos de los tipos de gótico más conocidos.
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Conserva formas románicas, con arcos apuntados y bóvedas de crucería ojival. Entre los ejemplos más famosos se encuentran la catedral de Saint-Denis y la abadía de Saint-Germain-des-Prés.
Caracterizado por la esbeltez vertical, la luminosidad y la armonía estructural, como las catedrales de Chartres y Notre-Dame de París.
Caracterizado por fuertes nervaduras en las bóvedas y grandes vidrieras policromadas. La Sainte-Chapelle de París y la catedral de Reims representan plenamente esta variante del gótico.
Edificios de formas curvas, flamígeros y con una elaborada decoración, como la catedral de Amiens.
La verticalidad es más acentuada, impulsada por arcos apuntados muy pronunciados y bóvedas de crucería nervadas. La catedral de Westminster y la de Canterbury son dos ejemplos del gótico inglés.
La catedral de Colonia (Alemania) presenta formas macizas, pilares atados y bóvedas de crucería ojival.
En Italia perduraron las influencias románicas y clásicas, con formas más equilibradas y armoniosas, tanto en edificios religiosos (como la Catedral de Milán, con sus particulares influencias renacentistas, la Catedral de Siena y la Basílica de San Francisco de Asís), como en edificios residenciales o públicos, como el Palazzo Vecchio de Florencia, y los numerosos portales venecianos de elegantes edificios residenciales. También destacan las pinturas góticas italianas con frescos de Giotto en Asís y en la Capilla Scrovegni de Padua.
Además de estos tipos principales, existen diversas variantes regionales del gótico, como el gótico español, el gótico portugués y el gótico báltico.
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