Colaboradora de Indomio.es/news
Dentro del centro urbano de Barcelona, una ciudad siempre a caballo entre la innovación y la tradición, la Casa Battló representa uno de los puntos de interés más emblemáticos, testigo de la revolución arquitectónica que afectó a Cataluña a principios del siglo XX.
Situada en el número 43 del Paseo de Gracia, la Casa Battló no es sólo un edificio: representa un sueño materializado en forma arquitectónica, un auténtico símbolo vivo del modernismo catalán.
La historia de la Casa Battló comienza con su ubicación estratégica en el Paseo de Gracia, una arteria vital que desde 1860, año del ambicioso Plan Cerdà (plan urbanístico), ha sido un punto de partida para la expansión burguesa de Barcelona.
Concebida originalmente como un simple enlace entre la ciudad y la Villa de Gracia, esta avenida se convirtió en una especie de paseo donde las familias más influyentes de la ciudad podían exhibir su estatus, mediante la construcción de mansiones que son verdaderas obras de arte.
El edificio que hoy conocemos como Casa Battló fue construido en 1877 por Emilio Sala Cortés, aunque fue el encuentro entre Josep Batlló, industrial de éxito, y Antoni Gaudí, arquitecto de fama creciente, lo que marcó el destino de la residencia.
En 1904, Batlló encargó a Gaudí un replanteamiento radical del edificio, dándole carta blanca. Gaudí, con su enfoque innovador y su visión inimitable, decidió no demoler el edificio existente, sino convertirlo en un símbolo de creatividad e innovación.
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La «reforma» de la Casa Battló, terminada entre 1904 y 1906, marcó un punto de inflexión en la arquitectura modernista. Gaudí revolucionó la fachada, jugando con formas orgánicas y colores vivos, inspirándose en la naturaleza y el mar.
El interior de la casa fue concebido como una obra de arte total, donde la luz, el color y la forma se unen para crear un ambiente que trasciende la funcionalidad para acercarse a lo sublime.
La Casa Battló forma parte de la «manzana de la discordia«, llamada así por la presencia de varias casas remodeladas por arquitectos de renombre que compiten por la atención del público y la crítica. Además de la Casa Battló, este tramo del Paseo de Gracia alberga obras maestras como la Casa Amatller y la Casa Lleó Morera, creando un mosaico arquitectónico único.
A lo largo de los años, la Casa Battló ha pasado por varias fases, pasando de ser una propiedad privada a un icono cultural abierto al público. Desde principios del siglo XXI, gracias al esfuerzo de la familia Bernat, el edificio ha sido restaurado y abierto a las visitas, convirtiéndose en uno de los símbolos mundialmente reconocidos de Barcelona. En 2005, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, consolidando su estatus de obra maestra arquitectónica.
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Visitar la Casa Battló significa embarcarse en un viaje a través del genio de Gaudí, descubriendo la belleza que esconde cada rincón, desde las estancias interiores hasta la maravillosa azotea.
La casa revela historias de innovación, creatividad y amor por el detalle, invitando al visitante a perderse en las sinuosas formas de las columnas, los vibrantes colores de los mosaicos y el ingenioso uso de la luz natural.