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Bangkok, metrópolis en constante expansión de 6 millones de habitantes, es mundialmente famosa por sus templos dorados, sus mercados flotantes y su vibrante vida nocturna. Sin embargo, entre las maravillas modernas de la capital tailandesa hay un edificio que desafía todas las convenciones arquitectónicas: el Elephant Building, un rascacielos con forma de elefante.
Inaugurado en 1997, este gigante de hormigón y cristal fue concebido por el arquitecto tailandés Sumet Jumsai. La idea de un edificio zoomorfo, que reprodujera los rasgos de un elefante, animal símbolo del Estado, surgió del deseo de crear una obra arquitectónica que celebrara la cultura y la tradición nacionales.
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El Edificio Elefante, también conocido como Edificio Chang, se alza en el distrito comercial de Chatuchak, dominando el horizonte con sus 102 metros de altura y 32 plantas. Su estructura consta de tres torres interconectadas: dos representan las patas del elefante, mientras que la tercera, más esbelta, constituye su trompa.
La atención al detalle es asombrosa. Las orejas del elefante se reproducen en grandes terrazas de varios niveles, mientras que los colmillos albergan las oficinas de la empresa gestora. Enormes ventanas circulares que actúan como ojos dan al edificio una expresión casi amistosa, y la cola, una estructura de 20 plantas de cristal ahumado, se extiende a lo largo de la parte trasera.
El Elephant Building cuenta con una gran variedad de espacios en su interior: pisos de lujo, oficinas y tiendas. Los pisos, en particular, ofrecen impresionantes vistas de la ciudad y un diseño interior que recuerda la elegancia y sofisticación tailandesas.
A pesar de su indudable impacto visual, el Edificio Elefante ha provocado reacciones encontradas. Mientras algunos lo consideran una obra maestra de la ingeniería y la creatividad, otros lo critican por su estética poco convencional.
La CNN lo incluyó entre los 25 grandes rascacielos del mundo, mientras que Architectural Digest lo incluyó entre los «31 rascacielos más feos del mundo».
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Polémicas aparte, el Elephant Building sigue siendo un símbolo de Bangkok, un icono que atrae a turistas y curiosos de todo el mundo. Su presencia imponente y a la vez lúdica contribuye a hacer aún más dinámico y memorable el horizonte de la ciudad.
Con los años, el Elephant Building se ha convertido en mucho más que un edificio: es una obra de arte, una atracción turística y un símbolo de la audacia arquitectónica tailandesa.