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Considerado típicamente español, por inspirarse en un momento histórico preciso de la Península Ibérica, el estilo neomudéjar supo imponerse en los siglos XIX y XX inspirándose en el arte hispanoislámico combinado con estilos arquitectónicos posteriores.
Este estilo tiene una fecha de nacimiento real: fue en 1859 cuando José Amador de los Ríos, arqueólogo, pronunció su discurso inaugural en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y mencionó por primera vez el estilo neomudéjar.
Descubramos juntos qué es y cuáles son sus características.
Tras la primera definición de José Amador de los Ríos, otros artistas comenzaron a referirse a este estilo específico utilizando el término neomudéjar. Pero, ¿en qué consiste exactamente este estilo típicamente español?
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Se trata de un estilo decorativo moderno, utilizado para iglesias y palacios, pero que emplea técnicas y elementos decorativos típicos de la arquitectura hispanomusulmana en boga durante el periodo de dominación islámica de la Península Ibérica.
El uso de arcos en las estructuras arquitectónicas, el estuco en las decoraciones y los azulejos de colores como revestimiento son los elementos clave del estilo neomudéjar, que también incorpora elementos de los estilos románico, gótico y renacentista.
Materiales como el ladrillo, el estuco y la cerámica se utilizan predominantemente en lugar de la piedra, el hormigón y el hierro. A menudo se recurre a la disposición geométrica de ladrillos y tejas, y los techos suelen ser artesonados o abovedados de madera.
Los siglos XIX y XX fueron testigos de la creación de verdaderas obras maestras de estilo neomudéjar, que aún hoy se consideran ejemplos perfectos de este movimiento artístico.
Se inspiraron en otros brillantes ejemplos del estilo mudéjar, como la Iglesia de San Nicolás (siglos XII-XV), el Palacio de los Lujanes (siglo XV), la capilla de la Universidad de Alcalá de Henares y el Alcázar de Segovia.
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La Exposición Universal de París de 1878, con la construcción del pabellón español de estilo neomudéjar, supuso la afirmación definitiva de este estilo.
El pabellón resumía lo mejor del estilo neomudéjar al combinar detalles tomados de los Reales Alcázares de Sevilla y del Patio de los Leones de la Alhambra, entre otros.
Entre los edificios construidos en estilo neomudéjar destacan el Teatro María Guerrero de Madrid y el Frontón Beti Jai.
En cambio, el Circo Price de la Plaza del Rey y el Teatro de los Jardines del Buen Retiro han desaparecido, pero permanecen visibles en fotografías de época.
A principios del nuevo siglo, el estilo neomudéjar se impone también en el ámbito religioso. Por ejemplo, el Seminario Conciliar de Madrid, el Colegio de Areneros y el Colegio de Nuestra Señora de las Delicias se construyeron en este estilo.
De la misma época son las iglesias de Buena Dicha, Santa Cruz y San Fermín.
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Pronto se aplicó también en la construcción residencial, como en las casitas del complejo Madrid Moderno, la Casa de las Bolas y el antiguo hotel de don Guillermo de Osma que hoy alberga el Instituto Valencia de Don Juan.
La arquitectura industrial los aprovechó a su vez. De estilo neomudéjar son las cocheras de Chamberí, la fábrica de cerveza El Águila, que hoy alberga la Biblioteca Regional Joaquín Leguina, y el Matadero de Madrid, antiguo matadero y hoy centro cultural.