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Responsable de comunicación en Indomio España
¿Te has fijado alguna vez en que las casas de Ámsterdam tienen un gancho en la parte superior del edificio? ¿Y que los edificios cuelgan hacia delante? Quizá no necesariamente, ya que al llegar a la ciudad por primera vez es fácil dejarse abrumar por la belleza de los colores, los canales y las callejuelas de la capital holandesa.
Sin embargo, si se observa atentamente su bella arquitectura, no pasarán desapercibidos estos detalles insólitos y típicos. Y no se trata de simples rarezas, sino de una estrategia muy estudiada al construir.
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Si recorres con la mirada toda la altura de los estrechos edificios de Ámsterdam, no podrás dejar de fijarte en los ganchos de sus extremos. La presencia de este curioso elemento arquitectónico tiene una función práctica y está fuertemente ligada a la conformación estructural de los edificios.
Para limitar la ocupación del suelo y evitar el pago de un impuesto oneroso en el momento de la construcción de los edificios que daban a los canales, los constructores favorecieron el desarrollo vertical de los edificios. Los edificios se caracterizan así por su altura, pero también por la presencia en su interior de escaleras estrechas y empinadas, desde las que es imposible pasar los muebles.
De ahí la necesidad de instalar ganchos para poder transportar los muebles desde el exterior mediante cuerdas y poleas en caso de mudanza.
Otra característica curiosa es el hecho de que los edificios de Ámsterdam están ligeramente inclinados hacia delante. No es ningún, error como en el caso de la famosa Torre de Pisa, sino una estratagema más para superar la imposibilidad de bajar las escaleras con muebles y objetos voluminosos.
Como todo tiene que pasar por las ventanas y hay que bajar o subir muebles, es esencial que no choquen con la fachada del edificio por el camino. Para evitar esta posibilidad, se decidió construir los edificios con un ligero saliente hacia delante de unos 2,5 centímetros por metro de altura.
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