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Responsable de comunicación en Indomio España
Si vives en un piso de alquiler y quieres hacer alguna reforma, es importante que conozcas tanto las obligaciones que tiene el propietario sobre el mantenimiento del piso como los requisitos para realizar cualquier cambio por tu cuenta. Te contamos los puntos necesarios para hacer reformas en un piso alquilado sin que esto genere problemas.
Lo primero que debes de saber es que, si quieres realizar una reforma porque el piso no se encuentra en condiciones adecuadas, esto es en realidad responsabilidad del propietario. Éste debe de asegurarse de que la casa se mantiene en buenas condiciones de habitabilidad, por lo que lo primero que debes hacer si crees que algo no está bien es ponerte en contacto con él (o con la agencia/entidad con la que hayas gestionado el contrato).
Aun así, cuando las reparaciones o mejoras sean para cubrir algún desgaste de uso y estén por debajo de los 150€, sí que será el arrendador (inquilino) quien se haga cargo.
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Por otro lado, existen deterioros del piso como pueden ser las humedades, la rotura de una tubería u otros factores que pueden estar cubiertos por el seguro del hogar. Por eso, siempre es importante consultar al propietario antes de tomar ninguna acción.
Quizá tenga contratado un seguro con amplias coberturas y, por tanto, se encargue de la reparación sin coste para ninguna de las partes.
Es posible que, por comodidad o estética, el inquilino quiera hacer mejoras como pintar las paredes de algún color, cambiar la grifería o incluso añadir elementos para modificar el suelo o las baldosas del baño. En cualquier caso, lo más importante es que solicites permiso al arrendador para realizar cualquier tarea y te asegures de tener dicho permiso por escrito.
Es probable que el propietario esté de acuerdo con esta pequeña reforma, ya que es también un beneficio para el piso, pero está en su derecho de no consentir ciertos cambios si no lo considera conveniente.
Por tanto, consigue siempre una autorización por escrito sobre el tipo de reforma que vas a realizar para evitar conflictos futuros (como, por ejemplo, problemas para recuperar la fianza).
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En caso de que entre los inquilinos haya alguna persona con discapacidad o mayor de 70 años con problemas de movilidad, es posible que necesiten reformas para mejorar la accesibilidad. Aquí encontramos dos tipos de reformas: las de las zonas comunes de la comunidad de vecinos y las del interior de la vivienda.
Si se necesita una reforma como una rampa o elevador en el portal, por ejemplo, éstas podrán solicitarse a la Comunidad de Vecinos y serán obligatorias siempre que el coste de la derrama no supere la cuota de 12 meses de comunidad. En estos casos, las mejoras se aplicarán sin importar que el vecino que lo necesita no sea propietario.
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En caso de que necesites adaptar elementos en la vivienda como pueden ser la anchura de las puertas, la eliminación de algún escalón o el cambio de altura de algunos elementos, tan solo tendrás que informar al propietario.
Aun así, éste podría pedir que el piso vuelva a su estado normal al finalizar el contrato de alquiler, por lo que habría que invertir las reformas realizadas. Esto depende del propietario, así que es algo que puedes negociar con él antes de iniciar la reforma.
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