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La araña violinista, conocida científicamente como Loxosceles rufescens, es un pequeño arácnido perteneciente a la familia Sicaridae. Su cuerpo mide generalmente entre 7 y 9 mm, mientras que si se tienen en cuenta sus patas, puede alcanzar una longitud total de 4-5 cm. Su nombre común deriva de la presencia de una característica mancha oscura en su prosoma, que recuerda el contorno de un violín.
La araña violín es de color marrón amarillento, con un aspecto bastante uniforme, salvo por el dibujo distintivo. Otra peculiaridad anatómica de esta araña es la presencia de seis ojos dispuestos en tres pares, a diferencia de otras arañas que tienen ocho.
La araña violinista es una especie nocturna, activa principalmente al anochecer. Durante el día, este arácnido prefiere permanecer oculto en lugares oscuros y poco frecuentados donde pueda resguardarse de las molestias. Sus escondites favoritos son las grietas de las paredes, detrás de cuadros y muebles, en zócalos o entre objetos acumulados, a menudo de tela, en rincones inaccesibles de la casa.
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En entornos domésticos, la araña violinista se adapta muy bien, aprovechando cualquier pequeña grieta para encontrar refugio.
Aunque la araña violín no es una especie especialmente agresiva, puede picar si se siente amenazada, por ejemplo cuando es aplastada accidentalmente al esconderse en la ropa, los zapatos o la ropa de cama. La picadura es indolora y a menudo uno no se da cuenta inmediatamente de que le han mordido.
Los síntomas empiezan a aparecer al cabo de unas 24-48 horas, con un enrojecimiento localizado de la piel. En la mayoría de los casos, la picadura se resuelve con una lesión cutánea menor que apenas cicatriza. Sin embargo, en raras ocasiones, la lesión puede necrosarse, lo que requiere un tratamiento específico para evitar infecciones y complicaciones posteriores.
Prevenir la presencia de la araña violín en el hogar es posible siguiendo algunas estrategias sencillas pero eficaces. He aquí algunas sugerencias:
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En caso de mordedura confirmada, es aconsejable ponerse inmediatamente en contacto con un Centro de Toxicología para obtener asesoramiento especializado. Si es posible, capturar o fotografiar al animal responsable de la picadura puede facilitar la identificación y permitir una intervención más específica. Aunque no existe un antídoto específico para la picadura de araña violinista, un tratamiento precoz puede reducir el riesgo de complicaciones.