Colaboradora de Indomio.es/news
Con la llegada del invierno y temperaturas muy bajas apetece encender la chimenea y disfrutar del calor envolvente que genera. Antes de proceder con el encendido de la chimenea conviene realizar un mantenimiento rutinario: limpiar la campana, si se trata de una chimenea tradicional abierta, y comprobar el correcto funcionamiento de la salida de aire, esto también se aplica a las chimeneas cerradas.
Para que la chimenea funcione perfectamente, necesita oxígeno, es decir, aire, el que encuentra directamente en la casa y el que toma del exterior. Cuanto mayor sea la cantidad de oxígeno extraída del ambiente, mejor será la combustión y mayor el calor liberado. Por este motivo, es imprescindible la presencia de una salida de aire.
El correcto funcionamiento de esta válvula también evita que los humos desprendidos por la combustión suban y escapen de la campana y se dispersen en los ambientes domésticos.
En el caso de chimeneas cerradas, la entrada de aire se puede regular desde la pequeña puerta de cristal presente en la estructura.
Sin embargo, aunque más lentamente, en ausencia de entrada de aire exterior, también en este caso la combustión acabaría consumiendo todo el oxígeno presente en el ambiente.
La entrada de aire es fundamental, pero ¿Dónde debe colocarse y qué dimensiones debe tener? ¿Existe una posición ideal?
Es importante tener en cuenta que crear un respiradero de chimenea puede requerir habilidades y conocimientos específicos. Por ello, es recomendable contactar con un profesional del sector, como un instalador o un técnico especializado.
Para aquellos que deseen proceder de forma independiente, estos son los pasos:
Este trabajo de bricolaje requiere un buen conocimiento del sistema, así como una gran experiencia y habilidades manuales.