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Responsable de comunicación en Indomio España
Limpiar el horno de grasa quemada puede parecer complejo, pero con los métodos adecuados se pueden conseguir resultados sorprendentes sin demasiado esfuerzo. Un horno limpio no sólo mejora la estética de la cocina, sino que también garantiza una cocción más uniforme y evita los malos olores durante su uso.
Veamos juntos algunas soluciones para devolver al horno de casa su brillo original.
Los remedios naturales incluyen:
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Para limpiar el horno sin productos químicos, el bicarbonato de sodio puede ser una solución excelente. Basta con disolver dos cucharadas de bicarbonato en medio litro de agua y, con la ayuda de una esponja empapada en esta mezcla, fregar todas las superficies interiores del horno.
Si hay grasa persistente o incrustaciones quemadas, se puede preparar una pasta más espesa mezclando tres partes de bicarbonato con una de agua. Aplica esta pasta en las zonas afectadas y frota suavemente con una esponja. Cuando termines, aclara a fondo y seca bien.
La limpieza del horno con productos naturales también puede realizarse eficazmente utilizando vinagre, conocido por sus propiedades desinfectantes y desengrasantes. Para ablandar las incrustaciones, basta con poner a hervir medio vaso de vinagre blanco en un cazo pequeño con agua.
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Una vez alcanzado el punto de ebullición, introduce el cazo en el horno precalentado a unos 100°C y deja que los vapores actúen durante 15 minutos. A continuación, apaga el horno y deja que la solución se enfríe.
Utiliza un paño húmedo o una esponja para eliminar la cal, pulir las superficies interiores y neutralizar los malos olores.
La sal gorda es una aliada eficaz para eliminar la cal y los residuos quemados del horno. Para utilizarla, disuelve sal en agua caliente hasta obtener una solución homogénea y, a continuación, aplícala directamente sobre las manchas más resistentes.
Deja actuar la mezcla durante al menos 15 minutos para que la sal ablande la suciedad. Una vez transcurrido el tiempo, aclara bien y seca el horno con un paño limpio y seco, asegurándote de que la superficie quede libre de residuos.
Para una limpieza rápida y eficaz, puedes utilizar una solución natural de agua y limón. Exprime el zumo de 2 ó 3 limones, mézclalo con agua y viértelo en una bandeja de horno alta.
Introduce la bandeja en el horno precalentado y deja que la mezcla se evapore durante unos 20 minutos. Este proceso ayuda a aflojar la suciedad y los residuos gracias a la acción del vapor ácido. Una vez que el horno se haya enfriado, basta con pasar un paño húmedo para eliminar fácilmente la grasa y las incrustaciones.
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No es necesario utilizar herramientas complicadas para limpiar el horno, pero es aconsejable llevar guantes protectores y trabajar sólo cuando el horno esté completamente frío. Esto no sólo evita posibles quemaduras, sino que también reduce el riesgo de que los productos utilizados liberen vapores potencialmente nocivos.
Para eliminar las incrustaciones, es útil utilizar estropajos, que eliminan la suciedad sin dañar las superficies. Para el aclarado, es preferible elegir bayetas de microfibra, conocidas por su suavidad y practicidad, ya que son fácilmente lavables a máquina.
Si optas por productos más profesionales, el más adecuado es sin duda el desengrasante; es importante recordar que, al tratarse de un detergente químico, requiere un aclarado muy completo para evitar que los residuos del producto contaminen los alimentos en futuras cocciones. Su uso es muy sencillo: basta con pulverizarlo sobre las superficies y dejarlo actuar unos minutos.
A continuación, puedes proceder a la limpieza y aclarado a fondo del horno, teniendo cuidado de eliminar cualquier posible residuo de detergente.
Muchos modelos modernos disponen de funciones de autolimpieza, como la función hidrolítica o pirolítica, que evita la acumulación de suciedad y malos olores. Esta función consiste en introducir agua en una cavidad situada en la parte inferior del horno y activarla según las instrucciones del fabricante, garantizando así una limpieza rutinaria más fácil y eficaz.
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Como alternativa, puedes utilizar la función de vapor (si el horno dispone de ella), que facilita enormemente la limpieza. Si tienes un horno antiguo o no dispones de esta función, puedes llenar un recipiente resistente al calor con agua hirviendo y dejarlo en el horno caliente y encendido durante unos 30 minutos.
Es fundamental elegir recipientes seguros y aptos para altas temperaturas: el metal o el vidrio son adecuados para hornos convencionales, mientras que para hornos microondas es preferible utilizar vidrio o plástico específico. Cuando termines, apaga el horno, déjelo cerrado y deja que se enfríe.
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