Responsable de comunicación en Indomio España
En la cocina, una solución adoptada por muchas personas para evitar ensuciar o mojar el suelo mientras preparan las comidas es colocar una alfombra.
Veamos la utilidad de las alfombras para la cocina, dónde colocarlas y qué tamaño deben tener.
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Las ventajas de las alfombras para la cocina son muchas.
Desde un punto de vista práctico, la alfombra sirve para proteger el suelo de la cocina de la suciedad y las salpicaduras de agua y grasa que pueden producirse al lavar o cocinar los alimentos, o al enjuagar los platos.
Además, puede tener una función antideslizante, evitando que la superficie se vuelva resbaladiza debido a suelos mojados, sucios o húmedos por los vapores de la cocina, y evitando que se produzcan accidentes domésticos.
Otra ventaja de la alfombra puede ser estética.
Eligiendo una alfombra de un determinado material y un color o dibujo que combine con el estilo de los muebles, se puede embellecer el espacio y hacerlo más personal.
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En el caso de espacios abiertos en los que el salón y la cocina forman una única estancia, la presencia de la alfombra puede servir para delimitar las zonas funcionales.
Para que sea útil, la alfombra debe colocarse en la zona de la cocina donde el suelo es más propenso a ensuciarse. Debe colocarse delante del fregadero, pero si se desea también delante de la zona de los fogones o del lavavajillas.
Dependiendo de la elección de la colocación, se deben elegir las medidas de la alfombra.
Por lo general, la anchura es de unos 40-60 centímetros.
La longitud es variable:
Las alfombras para la cocina están disponibles en muchos colores, dibujos y estilos para adaptarse a cualquier tipo de decoración.
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En cuanto al material, hay varias opciones: