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Colaboradora de Indomio.es/news
En la era del cambio climático y de la lucha por el medio ambiente, el auténtico árbol de Navidad vuelve a estar de moda más que nunca. Además ahora hay una mayor conciencia de los cuidados que un árbol real necesita. Y por qué no, la Navidad es una oportunidad para respirar el aroma de la naturaleza, redescubrir la jardinería y apreciar las ventajas de una casa ecológica. Lo importante es saber elegir, colocarlo en el lugar adecuado para no exponerlo a la intemperie y cuidarlo correctamente.
Montar un verdadero árbol de Navidad en casa es una opción sostenible, pero también la más desafiante. Muchas empresas y multinacionales están tomando medidas para animar a los consumidores a comprar o adoptar una planta real, prefiriendo esta elección a una artificial sintética, hecha de fibras plásticas, que en el futuro serán, en cualquier caso, residuos que habrá que eliminar.
Pero los árboles son plantas vitales, se desarrollan bien en casa, algunas especies sobreviven en el balcón o en el jardín y podemos cuidarlas incluso después de las vacaciones. Así es como se hace:
Es importante tener en cuenta que no todos los árboles reales son adecuados para aguantar el peso de la decoración de Navidad y resistir el calor de las luces. Generalmente la opción se reduce a un pino de agujas blandas o un abeto de hojas más puntiagudas, siendo este último menos adecuado para los niños y más vulnerable ya que no soporta fácilmente el peso de las decoraciones.
Sin duda, el pino es más adecuado. Pero incluso el abeto clásico (o abeto de Nordmann ) se adapta bien al hogar y le encantan los lugares frescos y sombreados. En cualquier caso, a la hora de elegir, debemos tener en cuenta que un pino fresco y sano no suelta demasiadas agujas en el suelo y tiene un color brillante.
Una vez adquirido, antes de colocarlo en casa convendría dejarlo al aire libre unos días, quizás en el balcón.
A la hora de decorarlo debemos colocarlo en un lugar fresco y luminoso de la casa, pero bien alejado de fuentes directas de calor, por tanto alejado de radiadores, estufas y chimeneas, electrodomésticos activos.
Nuestro pino debe estar bien protegido de las corrientes de aire. Además, para mantenerlo sano debemos evitar pulverizar productos sintéticos como nieve artificial o purpurina y evitar sobrecargarlo con adornos pesados.
No olvidemos que las plantas viven, respiran y nos aportan oxígeno, además de detalles únicos para cuidar la estética del hogar.
Durante las vacaciones (y evidentemente también después) tendremos que acordarnos de regarlo y seguir las instrucciones que nos indique el florista. La tierra y las raíces deben estar constantemente húmedas, pero no excesivamente mojadas, por lo que debemos evitar el estancamiento del agua.
El otro secreto consiste en colocar hielo en el suelo unas dos o tres veces por semana, durante las vacaciones, y algunas cáscaras o restos de comida. Los fertilizantes a base de nitrógeno y carbono conviene utilizarlos en otoño y primavera, cuando nuestro árbol está en reposo.
La Navidad pasa pero nuestro árbol no, y debería estar más vivo que nunca, con sus raíces intactas y sanas. Si no tenemos jardines o espacios para trasplantarlo podemos donarlo a un vivero o a algún vecino que tenga jardín. Podría integrarse en parterres gestionados por comunidades o vecinos de un barrio. O llevarlo a un centro de acopio para la recuperación de plantas .
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