Responsable de comunicación en Indomio España
Con la llegada del buen tiempo, es el momento de (re)experimentar la vida al aire libre. Las temperaturas más suaves permiten por fin disfrutar del espacio exterior, organizando, por ejemplo, un rincón happy hour en el balcón. Una zona, aunque sea pequeña, donde recibir a los invitados y servir un aperitivo al atardecer.
Desde mesas compactas de colores a sillas que se abren y se cierran, pasando por fundas y lámparas inalámbricas, veamos cómo crear un rincón happy hour al aire libre.
Para organizar el rincón happy hour al aire libre, primero debes tener en cuenta el espacio disponible.
Si tienes un jardín, es decir, si tienes la suerte de disponer de un gran espacio al aire libre, puedes crear un auténtico salón exterior con sillones, pufs y una mesa central, donde servir copas y aperitivos.
Si, por el contrario, el espacio es limitado (por ejemplo, en el caso de un balcón largo y estrecho), la elección recaerá en muebles compactos que ahorren espacio y se abran y cierren, como por ejemplo:
Fundamental: los muebles deben ser de exterior, es decir, de materiales resistentes a la lluvia, el sol, la humedad, el moho y los cambios de temperatura.
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Para montar un espacio de aperitivo en el exterior, también hay que tener en cuenta la iluminación, ya que la happy hour llegará al atardecer. Por eso es importante crear una atmósfera iluminada, con varios puntos donde se enfatice la luz, para colocar la comida y las bebidas.
Inteligentes y muy prácticas son, por ejemplo, las luces de exterior inalámbricas y/o solares, que resuelven el problema de la falta de enchufes en el balcón. Son soluciones que, al igual que las velas eléctricas, crean un efecto luminoso espectacular.
El segundo aspecto importante, cuando se quiere organizar un aperitivo en el exterior, es la cobertura: a menudo, erróneamente, se piensa que las cortinas y los cenadores sólo sirven para protegerse del sol. Sin embargo, también son estratégicos para resguardarse de la humedad nocturna.
Por tanto, coloca cortinas, lonas, cenadores o, mejor aún, una pérgola bioclimática, para proteger el espacio exterior pero sin cerrar la vista.