Responsable de comunicación en Indomio España
Dicen que los opuestos se atraen, ¿verdad? Pues cuando se trata de los colores, sucede algo parecido. Los colores complementarios pueden ayudarnos a crear contraste, combinar tonos y arriesgarnos en la decoración del hogar para crear un efecto que se sale de lo neutro y llama la atención. Veamos a continuación cómo utilizar los colores complementarios en la decoración, cuáles son estos colores y consejos a tener en cuenta.
Si observamos el círculo cromático, los colores complementarios son aquellos que se encuentran en lados opuestos del círculo y que son, por tanto, uno frío y otro cálido. Hablamos del azul con el naranja, el rojo o rosa con el verde y el amarillo con el púrpura. Colores que, de primeras, pueden parecernos estridentes al unirse pero que son capaces de crear espacios tremendamente especiales si se combinan de la manera correcta.
LEE TAMBIÉN: Objetos y pequeños detalles que hacen que tu casa parezca más lujosa
Utilizar colores complementarios es una elección arriesgada y por eso es muy importante hacerlo correctamente, para que el efecto no sea estridente o consigamos el efecto contrario a lo que buscamos. Para ello, es importante seguir estos consejos básicos:
Por lo general, no es aconsejable tomar dos colores complementarios y repartir el espacio mitad y mitad. Tiene mucho más sentido tomar un color dominante, que ocupe un mayor espacio y otro que aparezca en una proporción menor para alcanzar el equilibrio.
Dependiendo del efecto que quieras conseguir, podrás jugar con la saturación. Por ejemplo, imaginemos que quieres combinar el color verde con el rosa o rojo. Una posible opción, si quieres un resultado suave, es pintar las paredes en un verde menta muy claro e introducir algunos elementos en rosa fuerte. También podrías escoger un rosa palo muy clarito como principal y combinar con un verde intenso. De este modo, el contraste es sutil.
LEE TAMBIÉN: 7 ideas para organizar la cocina y crear un espacio más funcional
Si por el contrario buscas crear un espacio vibrante para una sala concreta, muy colorido, podrás utilizar los dos colores en su máxima saturación, brillantes, de manera que el contraste tenga un gran impacto visual.
Si quieres usar los colores complementarios pero sin llegar demasiado lejos, puedes utilizarlos como acento. Es decir, que puedes elegir una decoración en un tono uniforme, por ejemplo el azul y distintas variaciones o colores cercanos en el círculo cromático, pero romper la monotonía con detalles muy pequeños en amarillo, el complementario. Aunque se trate de pequeñas piezas, el efecto será muy notable y dará un toque de estilo al espacio.
Si sientes que el contraste no es para ti, también puede usar el círculo cromático para crear combinaciones más sutiles. Hablamos de unir colores análogos, cercanos en la rueda. Por ejemplo, el rosa con el púrpura, el amarillo con el verde o con el naranja, el azul con el morado o el naranja con el rojo. También puedes combinarlos con tonos neutros como el blanco, el beige, el negro o las distintas variedades de gris.