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Colaboradora de Indomio.es/news
¿Puede un utensilio de cocina aparentemente banal como un exprimidor de cítricos suscitar debates, ser objeto de ensayos y conferencias universitarias y convertirse en muy poco tiempo en uno de los iconos del diseño internacional, hasta el punto de exponerse en los museos más importantes del mundo? Sí, si ese exprimidor de cítricos es Juicy Salif de Philippe Starck el cuál esta compuesto por un cuerpo central en forma de gota invertida y tres patas que a algunos les recuerda a las de una araña. Sin duda uno de los objetos más icónicos y controvertidos de los noventa.
La historia del exprimidor de cítricos Juicy Salif se remonta a finales de los años 1980, cuando Alberto Alessi, jefe de la empresa familiar fundada por su abuelo Giovanni desde 1970, encargó al diseñador francés Philippe Starck , nacido en 1949, que diseñara una bandeja. Sin embargo, en lugar de la bandeja, Starck, ya conocido por su talento ecléctico, propuso un exprimidor de cítricos muy diferente de lo habitual. Juicy Salif, de hecho, que había empatado de una vez mientras estaba en la mesa .
Concretamente, mientras estaba de vacaciones en Italia, en la isla de Capraia y, en un restaurante local, se disponía a exprimir un limón en un plato de calamares. Ese fue el momento en que tuvo la intuición. Y como la creatividad es impredecible y no hay que detenerla, el diseñador dibujó el exprimidor en el mantel de papel que tenía sobre la mesa. El mismo que envió por correo a Alberto Alessi inmediatamente después y que, aún hoy, se conserva en el museo de la empresa.
Juicy Salif, fabricado en aluminio fundido a presión y pulido , entró en producción en 1990. En muy poco tiempo dio la vuelta al mundo, generando discusiones por su particular forma y su funcionalidad de rendimiento, cuestionada por muchos.
Ciertamente no era el clásico utensilio de cocina: o al menos no sólo. De hecho, Juicy Salif, como confirma el propio Philippe Starck, es también un objeto decorativo: un accesorio que se puede exponer como una pequeña escultura y del que hablar con los invitados. Una pieza, entre otras cosas, reconocida mundialmente, como lo confirma su presencia en las colecciones de los museos más prestigiosos del panorama mundial, entre ellos el MoMa de Nueva York y el Centro Pompidou de París.
No sólo eso: en sus treinta años de trayectoria, el exprimidor Juicy Salif también ha aparecido en la televisión y en la gran pantalla y ha aparecido en las portadas de decenas de libros.
A lo largo de los años se han creado varias versiones especiales, como la de bronce. Hoy en día, en su clásica versión de aluminio, Juicy Salif se vende al precio de 79 euros .
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