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No hace falta ser un jardinero experimentado para cultivar la aspidistra, una hermosa planta perenne que soporta todas las condiciones climáticas, incluso la falta de luz.
Sin embargo, hay algunas cosas que debes hacer para asegurarte de que prospere en todo su esplendor. Aquí tienes la guía completa sobre cómo cuidar esta planta.
La aspidistra, también conocida como pilistra, es una planta perenne originaria de Asia oriental que pertenece a la familia de las asparagáceas. Tiene un follaje brillante de color verde intenso y sus hojas lanceoladas pueden medir hasta 60 centímetros de largo.
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Las flores, que se desarrollan en la base de la planta, son de color violáceo y textura carnosa.
Esta planta es conocida por su extraordinaria rusticidad: la aspidistra sobrevive incluso en condiciones difíciles. Soporta temperaturas muy bajas y la luz solar directa, pero también aguanta bien a la sombra.
Esto la hace adecuada para diversos entornos, tanto interiores como exteriores.
Parece capaz de resistir incluso a los que menos mano tienen con las plantas y dará satisfacción a los jardineros novatos que aún no se han familiarizado con el cuidado de las plantas. Como la aspidistra se defiende por sí sola, le evitará tener que ocuparse de los muchos problemas de plantas más delicadas.
Al ser una planta tan resistente y versátil, puedes cultivarla en maceta o en el jardín. Se adapta bien tanto a jardines de interior como a la sombra, pero también aguanta bien en un balcón soleado.
No obstante, hay que tomar algunas precauciones para que se aclimate lo mejor posible.
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Debido a su adaptabilidad, la Aspidistra sólo necesita un poco de agua y un suelo bien drenado. Tolera tanto la sombra como la luz directa, pero se expone mejor a la luz indirecta.
No requiere cuidados especiales, pero con un buen abono responderá volviéndose aún más frondosa. También resiste bien las plagas.
A pesar de ser una planta tan resistente, hay que prestar atención a ciertos detalles para que la planta no sufra y crezca bien. La exposición excesiva al sol, por ejemplo, puede hacer que las hojas se quemen.
El encharcamiento, por su parte, puede provocar la pudrición de las raíces. Mantén la tierra húmeda, pero evita el riego excesivo. Si la cultivas al aire libre, llévela al interior en los meses más fríos para protegerla de las heladas.
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¿Quieres propagar la planta? El método más eficaz es utilizar los rizomas, similares a los bulbos, que crecen bajo la superficie de la tierra.
Sácalos en primavera, cuando la planta esté en su fase vegetativa más intensa. No obstante, si la planta está sana, también puedes hacerlo el resto del año.