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Las Mammillarias pertenecen a la familia de las Cactaceae, un género que incluye unas 200 especies. Originarias principalmente de las zonas desérticas del sur de Estados Unidos, México, Centroamérica y partes de Colombia y Venezuela, estas plantas son conocidas por su resistencia a las condiciones más duras. Pueden tener formas y tamaños variados, desde globulares hasta cilíndricas: algunas no miden más de unos pocos centímetros de altura, mientras que otras pueden llegar a los treinta centímetros. Hablamos, en resumen, de un tipo de cactus.
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Entre las más de 200 especies de Mammillaria, las principales son:
La variedad con el tallo formando densas matas pertenece al grupo denominado plantas del desierto, pero todas son capaces de soportar bien condiciones extremas como el calor abrasador o el frío de las noches de invierno. Sus flores también se distinguen por sus colores, que van del blanco, el crema y el amarillo a tonos rosas y rojos. La Mammillaria debe su nombre a la presencia de pequeñas protuberancias que se asemejan a ubres, una característica constante en todas las variedades.
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La Mammillaria florece desde la primavera hasta el otoño, con algunas especies que ofrecen una segunda floración menos abundante hacia finales del verano. Las flores, normalmente muy pequeñas, se desarrollan en forma de corona en la parte superior de la planta, seguidas de frutos rojos y brillantes de los que se obtienen las semillas. Todas tienen un largo e impresionante periodo de floración.
La planta es un símbolo de amor duradero y perseverancia, un regalo ideal para ocasiones especiales.
Las Mammillarias, como la mayoría de los cactus, requieren de un entorno muy luminoso, ya que toleran la luz solar directa. Durante el invierno, sin embargo, es esencial que las plantas se coloquen en un lugar donde la temperatura no descienda por debajo de cero, mientras que en verano pueden colocarse incluso en el balcón.
Estas plantas necesitan poco agua, por lo que es aconsejable que la tierra se seque completamente entre riegos. Durante el invierno, el riego debe reducirse o eliminarse para evitar daños por exceso de humedad. El suelo ideal será uno bien drenante, idealmente enriquecido con arena y grava para evitar el estancamiento del agua.
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La fertilización debe realizarse regularmente cada quince días durante la temporada de crecimiento, utilizando un abono específico para cactus que sea bajo en nitrógeno. También es importante trasplantar anualmente para que la planta tenga espacio suficiente para crecer y eliminar las raíces muertas o dañadas.
Por lo general, las Mammillarias son resistentes a enfermedades y plagas, pero pueden ser propensas a sufrir problemas si se exponen a condiciones que no sean las ideales, como un exceso de humedad. Por eso es importante vigilar su salud, interviniendo rápidamente con tratamientos específicos si se observan signos de enfermedad o infestación.