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El hibisco es una planta originaria de Asia, muy apreciada en Europa y España, sobre todo por sus hermosas, grandes y coloridas flores.
Es una planta resistente y fácil de cultivar, una de las más adecuadas para decorar jardines y terrazas. Sin embargo, la salud y la esperanza de vida del hibisco dependen sobre todo de la posición de la maceta o del suelo en el que decidas cultivarlo. Veamos qué es importante saber.
¿Qué planta es el hibisco?
El hibisco pertenece a la familia de las malváceas y comprende más de 200 especies. Sus orígenes se remontan al siglo I d.C., en las descripciones del médico heleno Dioscórides, pero la planta no llegó y se extendió por Europa hasta el siglo XVI.
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Existen muchas variedades, como el Hibiscus Syriacus Blue Bird y el Hibiscus Syriacus White Chiffon. Las especies más comunes en los hogares y jardines europeos presentan las siguientes características:
- Arbusto caducifolio, vigoroso, en forma de jarrón con múltiples tallos.
- Flores vistosas, parecidas a malvas, con cinco pétalos y una prominente columna estaminal central, de colores vivos como el rosa, el rojo, el amarillo, el naranja y el blanco. Pueden alcanzar hasta 8 cm de diámetro.
- Hojas palmeadas, con dientes gruesos, de color verde oscuro.
- Corteza gris.
- La planta puede alcanzar una altura de hasta 3 metros, con raíces profundas que la hacen resistente a la sequía y los vientos.
Cómo cuidar el hibisco
La planta prefiere pleno sol y puede sembrarse en primavera u otoño. Además, necesita una buena circulación de aire, que ayuda a prevenir enfermedades y a fortalecer los tallos florales.
Durante la plantación, hay que cavar un hoyo bien drenado y regarlo con regularidad. Si bien, es preferible abonarla sólo durante la temporada de crecimiento para favorecer la floración.
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Para una floración abundante, no basta con el sol; necesita abonos con alto contenido en potasio y bajo en fósforo, así como una cantidad media de nitrógeno.
Esto es lo que hay que saber antes de cuidar la planta:
- Elegir abonos nitrogenados útiles para el crecimiento.
- Combinar abono orgánico y una capa anual de compost.
- Evitar los abonos después de julio para evitar daños por heladas.
- Sembrar y plantar en suelo húmedo, y regar con regularidad, sobre todo en épocas de calor.
- Reducir el riego en los periodos fríos para evitar enfermedades y plagas.
- Podar cortando los tallos en primavera para estimular la ramificación y una floración abundante, y elimine las flores marchitas para favorecer la aparición de nuevos brotes.
¿Dónde colocar un hibisco?
Al hibisco no le asustan los bochornos del verano, por lo que necesita crecer en un lugar luminoso, ya que la luz favorece una floración abundante. Además, crece a temperaturas de entre 17 y 28 °C.
Por lo tanto, la colocación de la planta o la maceta es crucial, y debe ser la siguiente:
En verano
- Hibisco en maceta: puede permanecer en el exterior, pero debe acostumbrarse gradualmente al sol, evitando el viento, la lluvia y la luz natural directa del mediodía. Puede exponerse al sol directo de la mañana y luego trasladarse a media sombra a partir del mediodía y durante las horas más soleadas.
- Hibisco en el jardín o la terraza: debe estar a media sombra.
En invierno
- Hibisco de maceta: necesita un entorno luminoso y fresco, con temperaturas entre 12 y 15 °C. No debe colocarse cerca de ventanas o puertas por las que entre aire frío, ni cerca de fuentes de calor como radiadores o calefactores.
- Hibisco en el jardín o la terraza: en invierno, si la casa está en una colina o un terreno elevado, debe trasladarse a una habitación protegida de las bajas temperaturas, o a zonas con temperatura controlada. Tanto en maceta como al aire libre, sigue necesitando al menos 3 horas de luz natural al día.
Por último, para realzar los colores de las flores, puede colocarse detrás de plantas de interior o de balcón con hojas verdes.
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Cómo utilizar el hibisco en casa y en la cocina
La planta puede cuidarse en macetas o en el jardín, en este último caso prestando atención a los efectos de las estaciones y a la exposición al sol, resguardándola un poco del sol del mediodía veraniego. Pero el hibisco no es sólo una planta ornamental, de hecho sus propiedades beneficiosas se conocen desde la antigüedad.
De hecho, se puede utilizar para: preparar infusiones y tisanas, cuidar la piel, crear tintes naturales.