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Si buscas una planta que no sólo añada un toque de verde a tu espacio, sino que también aporte un soplo de aire fresco y una pizca de exotismo, la Areca es la elección perfecta.
Con su elegante follaje mecido por el viento, esta planta tropical atraerá las miradas de cualquiera que entre en tu casa y te transportará a un oasis de bienestar. Veamos dónde colocar la areca y cómo cuidarla.
Originaria de Madagascar, a la areca le encanta la luz, pero no la luz directa. Busca, por tanto, un lugar luminoso de la casa donde pueda recibir mucha luz difusa, pero procura no colocarla bajo la luz directa del sol. Lo ideal es una ventana orientada al este o al oeste.
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Si está orientada al sur, asegúrese de filtrar la luz con una cortina de luz para evitar que las hojas se quemen.
Puede tolerar entre 12 y 15 grados, pero la temperatura ideal para la palmera areca es entre 18 y 25 grados. Es preferiblemente una especie de interior, pero si vives en un lugar cálido puedes trasplantarla sin problemas al jardín.
Lo importante es evitar colocarla cerca de aparatos de aire acondicionado, fuentes de calor y ventanas frías.
El cuidado de la areca no es difícil, pero hay que prestar cierta atención específica para que la planta crezca de forma sana y duradera. El riego es esencial: la areca, al ser una planta tropical, adora la humedad, pero no tolera el estancamiento de agua.
Nebuliza las hojas con agua destilada o de lluvia, ya que es muy sensible a la acumulación de flúor, y riégala con regularidad, pero antes de proceder al siguiente riego, comprueba que el sustrato esté seco.
Cuanto más drenante sea el sustrato, mejor podrás sortear el problema del estancamiento de agua y evitar que la palmera se pudra. Acuérdate siempre de limpiar las hojas, porque si acumulan polvo reducen la capacidad de fotosíntesis de la planta.
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Basta con utilizar un paño húmedo una vez al mes para mantenerlas brillantes y sanas.
Durante la temporada de crecimiento (primavera y verano), abona la areca una vez al mes con un abono líquido o granulado para plantas verdes. Esto ayudará a que la planta crezca fuerte y vigorosa.
Vigila las raíces: si la palmera está demasiado apretada en la maceta, trasládala a un recipiente un poco más grande con tierra fresca (el trasplante debe hacerse aproximadamente una vez cada dos años).
La palmera areca es bastante inmune a enfermedades y plagas, pero su follaje es delicado. Pueden quemarse las puntas de las hojas por exceso de riego, tierra inadecuada, compresión de las raíces o exposición directa al aire acondicionado.
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En tal caso, sustituye la tierra y coloca la maceta en una zona más húmeda y menos luminosa.
Tanto si decides colocarla en el salón como en el despacho o en el recibidor, esta planta tropical te recompensará con su belleza y su encanto exótico.