Colaboradora de Indomio.es/news
La hiedra, con su capacidad para transformar cualquier espacio en un pequeño oasis de verdor, siempre ha sido una opción popular para quienes desean añadir un toque de naturaleza a su casa o jardín. Sin embargo, decidir si cultivar la hiedra en macetas o directamente en el suelo puede ser una decisión crucial para su bienestar y óptimo crecimiento.
Aquí tienes los consejos para cuidar esta planta, tanto si quieres tenerla trepando por una pérgola como decorando un balcón o una habitación de tu casa.
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La hiedra común, cuyo nombre científico es Hedera Helix, es una planta conocida por su carácter trepador y perennifolio. Sus tallos son capaces de aferrarse tenazmente a cualquier soporte vertical gracias a sus raíces adventicias; esta planta se manifiesta de diversas formas, desde trepadora hasta arbustiva.
Cuando la hiedra no encuentra superficies verticales a las que adherirse, adopta un hábito colgante. Su longitud puede alcanzar dimensiones considerables de hasta 20 metros. Su hábitat son las zonas mediterráneo-atlánticas, y está muy extendida por toda Italia.
Durante los meses de otoño, entre septiembre y noviembre, cuando escasean otras floraciones, la hiedra florece. Sus flores se convierten así en un valioso alimento para las abejas, que las visitan asiduamente, recolectando néctar y polen.
Aunque sus frutos son venenosos para el ser humano, constituyen un alimento esencial para las aves, como los tordos y los mirlos, durante la estación invernal, cuando escasean otros alimentos.
Cultivar hiedra en macetas permite decorar diferentes habitaciones de la casa. Hay que seguir con atención unos sencillos pasos para que prospere de la mejor manera posible.
La exposición ideal varía en función del tipo de hojas: si las hojas son oscuras, la hiedra prefiere una posición más sombría; por el contrario, si aparecen tonos amarillentos, es preferible una exposición con más luz.
A medida que la hiedra crece, cada uno o dos años aproximadamente, entre el invierno y la primavera, conviene trasplantar aumentando el tamaño de la maceta.
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Cuando la planta está completamente desarrollada, se puede evitar el trasplante y cambiar sólo los primeros centímetros de tierra. El ambiente muy caluroso puede favorecer la aparición de la araña roja, que es una plaga para la planta; para remediar el problema, se pueden rociar las hojas con agua de lluvia durante el verano, sin excederse: hay que evitar el exceso de humedad.
La hiedra debe regarse generosamente durante los meses cálidos para que la tierra esté siempre húmeda, pero nunca completamente mojada. En invierno y otoño, en cambio, conviene dejar que la tierra se seque antes de volver a regar.
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Si el objetivo es embellecer una bonita pérgola o un muro de la casa, la mejor solución es proceder plantando un esqueje de unos 10 centímetros, tomado de otra planta, en tierra bien drenada, haciéndolo en primavera u otoño.
Para que crezca con una dirección y facilitar su crecimiento, conviene asegurarse de que tenga un soporte sobre el que crecer, orientándolo hacia soportes de madera. Además de cuidar el estado de la tierra, que al igual que la planta en maceta no debe secarse nunca en verano y estar más seca en las estaciones más frías, se puede añadir al sustrato abono para coníferas con guano para favorecer su crecimiento.
En las primeras etapas el crecimiento será relativamente lento, pero con el paso de los años la hiedra tenderá a extenderse muy rápidamente. Por lo tanto, habrá que podarla y dirigirla como se desee con cierta frecuencia; si se descuida esta acción, luego será muy difícil arrancar las duras raíces de la planta trepadora.
En el ámbito herbolario y fitoterapéutico, la hiedra común se utiliza ampliamente para una amplia gama de dolencias
Esta planta es también uno de los recursos más utilizados en cosmética. Precaución: toda la planta, así como sus frutos, es tóxica y venenosa para el ser humano si no se utiliza correctamente: es importante no elaborar remedios de bricolaje, sino confiar en expertos.