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Responsable de comunicación en Indomio España
En primavera, es habitual ver en jardines y huertos varios árboles con el tronco pintado de blanco, un detalle que despierta curiosidad. Pero, ¿por qué se adopta esta práctica? Los troncos pintados de blanco tienen que ver con una técnica tradicional que esconde un sinfín de beneficios para la salud de las plantas.
El tono blanco que suele cubrir los troncos de los árboles en jardines y huertos se debe a la aplicación de cal. El hidróxido de calcio, comúnmente conocido como cal apagada, es un material muy utilizado en la agricultura debido a sus múltiples usos. Aunque se utiliza principalmente para aumentar la alcalinidad del suelo, la cal ofrece una amplia gama de beneficios. El proceso de preparación de esta sustancia comienza con la cal viva, que, al mezclarse con agua, se convierte en cal hidratada. El resultado es un compuesto de consistencia y color similares a la leche, conocido como lechada de cal.
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El blanqueamiento del tronco es una práctica especialmente recomendada para los árboles frutales, pero también es beneficiosa para árboles ornamentales y arbustos de todo tipo. Hay varias razones para adoptar esta técnica. Durante el verano, el color blanco de la cal refleja los rayos del sol, evitando así el sobrecalentamiento y el agrietamiento de la corteza, que podría dañar el árbol. En invierno, la cal actúa como aislante térmico, protegiendo a las plantas de los cambios de temperatura, como los provocados por los ciclos de hielo-deshielo, que son especialmente perjudiciales para las plantas más jóvenes.
Además, uno de los aspectos más importantes de los troncos pintados es la acción de la cal como barrera contra los agentes patógenos. Gracias a su pH básico, combate eficazmente insectos, microorganismos y esporas de hongos. En definitiva, la aplicación de cal en los troncos es una solución saludable y protectora para tu jardín o huerto, que contribuye al bienestar general de tus plantas.
Antes de encalar los troncos de los árboles con cal, conviene tener en cuenta algunas cosas. En primer lugar, es preferible realizar la operación a finales de otoño, cuando las lluvias son menos frecuentes. Elige un día seco para proceder a esta operación. Es importante recordar que el encalado debe reservarse a los árboles que ya están en la fase de fructificación. Evita aplicar cal a plantas de uno o dos años, ya que la pintura puede obstruir los poros, perjudicando su crecimiento y poniendo en peligro su supervivencia.
Antes de proceder, asegúrate de examinar cuidadosamente los troncos para eliminar cualquier patógeno. Durante la inspección, elimina la corteza seca y enferma, los crecimientos y el musgo de los troncos y las ramas más pequeñas. Los líquenes, aunque no son dañinos, también deben eliminarse. Para realizar este trabajo preparatorio, utiliza herramientas que no dañen la corteza, como espátulas de madera, cepillos o rasquetas metálicas y sierras de engranajes. Tras la limpieza, es esencial tratar todas las heridas y lesiones del tronco con productos que favorezcan la cicatrización.
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Para preparar la mezcla de encalado de troncos, hay que mezclar 500 gramos de hidróxido de calcio con agua, añadiéndola poco a poco hasta que la mezcla se parezca a la leche en color y consistencia. Es importante recordar que la cal apagada no se disuelve fácilmente en el agua, por lo que es esencial añadir sólo pequeñas cantidades de agua cada vez. La mezcla puede aplicarse con una brocha o con una bomba pulverizadora. Ten cuidado de no rociar o pintar accidentalmente flores y brotes. La pintura debe comenzar en la base del tronco y extenderse hasta las ramas más pequeñas y esqueléticas, que deben cubrirse a 20-30 cm de la punta de la rama.
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