Cercano a los barrios más estrechamente vinculados al mar de Vigo, entre Alcabre y Bouzas, se encuentra este piso, que quizá muy pronto se convierta en tu lugar en el mundo. Conservando y protegiendo en su acogedor interior, la luz que lo rodea y que penetra generosamente a través de cada uno de los ventanales que lo conforman, nos abre la puerta a su espacio, un espacio carente de divisiones extravagantes y rincones desaprovechados. Muy al contrario, este es el hábitat perfecto para aquellas personas que buscan dentro de la gran urbe, una ínfima fantasía de espacio abierto, de perspectiva, de cielo desprovisto del gris cemento que lo circunda. En su haber, estancias amplias que se dilatan aún más a través de la luminosidad que lo inunda por completo. Su contorno se adorna con los ecos de niños jugando, con pequeños jardines verdes y con la familiaridad que otorga un vecindario tranquilo y armónico. Si estás a las puertas de un nuevo comienzo, aquí estoy segura que ese principio será una experiencia sumamente agradable.